jueves, 28 de enero de 2010

Los recomendados: El Cuy, todas sus aventuras; de Juan Acevedo


Por Gabriel Zárate

El Cuy, todas sus aventuras: Recopilación de los diversos trabajos de Juan Acevedo publicados entre 1982 y 1990, con su emblemático y popular personaje, el Cuy. Editado por Contracultura de Benjamín Corzo, es una edición conmemorativa por los 30 años de creación del Cuy. Fue presentado la noche de la inauguración de la última Feria del Libro Ricardo Palma 2009, donde ostentó el memorable record de ser el libro más vendido durante dicho evento.

La narración empieza en una biblioteca pública y sugiere la pedagógica idea de asumir la lectura como un retrospectivo viaje por el pasado peruano. Leer es introducirse en un mágico relato transitando por la historia nacional. Lo mismo ocurrirá más adelante, cuando se represente en la casa de Humberto su sala con un estante de pared repleto de libros y un ejemplar de “Las Tradiciones Peruanas” de Ricardo Palma en sus manos.

Humberto y el Cuy a partir de concentrarse fijamente en una imagen mientras revisaban un texto, consiguen sumergirse en una serie de viajes por el tiempo, recorriendo los diversos periodos históricos del Perú, que van desde su prehistoria hasta su futuro siglo XXV. Con complejas y arriesgadas aventuras y reiterados peligros que nuestros héroes afrontan, también deben combatir en más de un ocasión con su perpetua bestia negra: El Mariscal Videchet, su eterno enemigo fascista a enfrentar, el antagonista ideológico invariablemente presente, casi indestructible, como una representación corporizada del mal.

El Perú en la década del ochenta fue convulsionado políticamente por la aparición de grupos terroristas y por la respuesta contraterrorista del Estado, y en una historieta con personajes de marcado carácter político no se podía evitar asumir posiciones claras y definidas sobre el tema: La crítica al autoritarismo y a los métodos violentistas es frontal y tajante. A la vez se reafirma la invariable necesidad de cambios profundos y revolucionarios en la sociedad peruana para volverla más justa, libre e igualitaria, pero siempre por medios pacíficos y democráticos: los tópicos presentes son encarar a la muerte con la vida, al odio con el amor, a la intolerancia con la comprensión.

Una reiterada observación crítica son las fratricidas disputas entre los activistas e ideólogos detrás de la común búsqueda de las transformaciones sociales y políticas, que aparecen constantemente enfrentados entre sí. Similar disputa ocurre entre los reformadores y los revolucionarios (unos pacíficos y otros violentistas). Como diría Jorge Basadre: “Es el espíritu de facción de los peruanos” lo que Juan Acevedo censura persistentemente a lo largo de toda su obra. Incluso los mismos personajes de Humberto y el Cuy no están exentos de estas bizantinas disputas verbales, pero en su caso con un tono de parodia humorística.

Las primeros décadas de la Colonia simbolizados en la noble figura de San Martin de Porres, y su infinita capacidad de amar a todas las criaturas mortales; además se retrata los despiadados abusos que cometía la Inquisición y los últimos años del Virreinato español bajo el gobierno de Abascal y el inicio de una efervescencia criolla, entusiasmada con las ideas revolucionarias de las libertades liberales, son épocas también visitadas por nuestros protagonistas.

Pero en el ardiente presente las historias de los niños invisibles son un autentico descenso a los infiernos de la inhumanidad: violentos niños delincuentes consumidores de terokal, que sobreviven en un mundo plagado de seres lumpen y en la dureza de la calle donde solo una amenazante chaveta les puede proporcionar el debido respeto. Son el producto de destruidos hogares disfuncionales, y de un sórdido mundo de disvalores, miseria y marginación.

Humberto siempre mantiene una imagen de serena calma y lucidez; prudente y mesurado en sus apreciaciones a contrapartida de Cuy que es emotivo, impulsivo y vehemente frente a lo injusto, con una intrínseca capacidad de indignarse a flor de piel y un espíritu entre cómico y valiente. Es una paródica pareja, opuesta y complementaria a la vez, lo que les proporciona un cómico equilibrio, en cuyos relatos, a pesar de los delicados temas que abordan, nunca renuncian al humor ni a su simpatía inherente.

Pero comparado con el protagonista de las tiras diarias, estamos frente a un Cuy más romántico y sentimental (¿habrá olvidado a la Pericotita y a sus cuatro hijos?) y en sus historias se suelen rozar tenues deslices enamoradizos con hermosas muchachas. La idea de que la familia es un obstáculo para la aventura sentimental pareciera sutilmente esbozada en estos capítulos, con un Cuy enamorador haciendo una libre vida de soltero.

En su último relato (1990) lo vemos saliendo de un elitista cine de Miraflores tras ver “La otra mujer” de Woody Allen y luego recorriendo la Calle de las Pizzas entusiasmado en la contemplación de la belleza de tiernas jovencitas que circulan por allí. ¿Estamos frente a un Cuy aburguesado que ha renunciado a su condición popular y reivindicativa? ¿De activista comprometido a disconforme de café’? ¿Se estará convirtiendo finalmente en un Cuy caviar? Las respuestas solo las conoce Juan Acevedo y se vislumbraran finalmente en las próximas y esperadas historias de su siempre querido y entrañable personaje.

lunes, 25 de enero de 2010

Vladimir Velásquez: El discípulo de Mario


Por Gabriel Zárate

Hace ya diez años que Mario Luccioni partió para Italia en busca de un mejor porvenir. El mayor investigador y erudito de la historieta nacional se marchó dejando inédita una investigación concluida: su monumental Historia de la historieta peruana (1873-1940) redactada tras largos años de trabajo y sacrificio. Pero después de dos lustros de confinamiento en su ostracismo italiano, quizás Mario nunca imaginó que un chico de apenas diez años de edad, que ingresó a su Taller de historieta del Museo de Arte de Lima, el lejano verano de 1990, se terminaría convirtiendo en su auténtico discípulo.

Vladimir Velázquez llegó acompañado de su madre, recién concluida la primaria, al Museo de Arte de Lima para inscribirse en el Taller de historietas que dictaba Mario. Para Vladimir el problema inicial a afrontar era que el curso elegido solo admitía a alumnos mayores de 14 años. Después de una insistente deliberación con Mario Luccioni, lograron convencerlo de que lo acepte como alumno en la clase.

Al año siguiente, por recomendación de Mario y esta vez llevado por su padre, asistió por primera vez a las reuniones del Club Nazca de la Historieta. Con mucha rapidez se integró como un miembro más del variado y diverso grupo y participó en la 2ª exposición de historieta peruana del ICPNA de 1991, siendo el expositor más joven de aquella muestra. Esta temprana relación con el comic marcaría el futuro vocacional y la vida profesional de Vladimir. Luego de asistir tres años al Taller de historieta del Museo de Arte de Lima, siempre conducido por Mario, y cinco de ser miembro del Club Nazca de la Historieta, Vladimir concluye el colegio y decide estudiar Diseño Gráfico, complementando su formación con cursos extensivos que lo especializan en Diseño Gráfico Digital y Fotografía Comercial. El sello de su precoz experiencia en el universo de los comics quedaría plasmado en su fascinante deleite y apego por las imágenes.

El pasado y el presente: Los blogs de Vladimir

Reencontrándose el 2008 con los viejos amigos del Club Nazca de la Historieta y asistiendo a la creación de El día de la historieta peruana (2008) en el bar del hotel Maury, Vladimir también se reencuentra con su vieja afición por la historieta y con Humberto Costa (su segundo maestro), quien lo orientará en su incesante interés fetichista por las publicaciones peruanas del pasado. Después de una rápida pesquisa y una valiosa recopilación de antiguas revistas nacionales y gracias también a su formación y talento como Diseñador Gráfico Digital, el 2009 Vladimir en poco tiempo crea tres blogs simultáneos: “Anticuchadas de Lima” (con fotos de Lima de inicios de siglo XX), “La revista Variedades” (con las portadas de “Variedades”) y “La historieta peruana” (con historietas de Avanzada y El Supercholo de El Comercio). Finalmente, por idea y sugerencia de Humberto Costa, ese mismo año decide fusionar los tres blogs en uno solo, con el título de “Una Lima que se fue…”.

Una Lima que se fue… Historieta, Humor Político, Caricaturas, Fotografía y mucho material sobre Lima Antigua: Consolidado como un "Blog de Rescate", se evoca en él, la nostalgia por el pasado urbanístico de Lima, retratado en su obsesión por las fotos de la remota arquitectura limeña, su refinada admiración por la revista “Variedades” (1908-1932) la publicación social y política más importante y prestigiosa de su época y su amor incondicional por el comic, en las páginas de historietas peruanas de la década del cincuenta.

Lo más importante y notable de Vladimir es su ardua y silenciosa labor en la investigación. Su tenaz afán por buscar y conseguir testimonios gráficos del pasado limeño en solitario. Su culto y devoción por las añejas representaciones impresas que viene recolectando tras un perseverante seguimiento para salvarlas del abandono y la destrucción, logrando con ello preservarlas y compartirlas. Gracias a ese denodado esfuerzo podemos encontrar en su blog la reconstrucción de una época que ya no existe, de una Lima que desapareció hace mucho, de revistas de virulenta sátira anticlerical, de humor e historietas, de frívolas publicaciones sobre actualidad y política, ya olvidadas por muchos, de bellas construcciones limeñas hoy derruidas, pero que Vladimir lucha obstinadamente por rescatarlas, edificando una valiosa memoria visual digitalizada que permitirá recordar y revivir ese mágico tiempo de lejano esplendor limeño perdido y recuperado virtualmente.


Movidas del comic: Blog poblado por numerosas y diversas fotos, donde imitando a un incesante corresponsal fotográfico que cubre todos los eventos importantes, Vladimir retrata las actividades más destacadas de la actualidad sobre la historieta en el Perú, captando hábilmente la atmosfera festiva del momento. Es un archivo propio que construye con ánimo y vigor para dejar una vital e inalterable descripción visual de lo que ocurre estos días en nuestro país. Es el testimonio de lo contemporáneo como huella para el venidero futuro.


Vladimir por su enorme esfuerzo desplegado en la elaboración de estos blogs simboliza una joven vida insuflada de ardorosa pasión por la aventura de la investigación y la vehemente búsqueda de imágenes pérdidas, que tempranamente absorbió de su primer y decisivo maestro que lo forjo: Mario Luccioni.

viernes, 22 de enero de 2010

Los recomendados: Sick Bird, de Carlos Trillo y Juan Bobillo





Por Gabriel Zárate

Sick Bird: Publicada originalmente en Europa el 2001 (en coedición entre Francia, Italia, España, Alemania, Holanda y Países Escandinavos) y dividida en tres álbumes de 48 páginas cada uno: 1) El tatuaje, 2) La máscara, 3) El rostro. Después, editada el 2007 por IVREA de Argentina. Con guión de Carlos Trillo y dibujos de Juan Bobillo.

Una disputa por la posesión de una cuantiosa herencia industrial de laboratorios farmacéuticos, empujará a Reginald Benton, un hombre sin escrúpulos, a encerrar a su hermana Jobeth Benton (de solo 20 años) en una clínica psiquiátrica acusándola de locura y en complicidad con un científico, el Dr. Elzenberg, suministrarle fármacos para enloquecerla. Jobeth martirizada por una enfermera lesbiana y sadomasoquista, después de un largo encierro logra huir de los suplicios padecidos, se rapa por completo su larga cabellera pelirroja para pasar desapercibida pues la policía va tras ella, consiguiendo la ayuda y el amparo de un anciano inmigrante maorí que le encuentra un gran parecido físico con su nieta recientemente muerta. El anciano decide tatuarla al uso de la tradición maorí, y le entrega el pasaporte neozelandés de su fallecida nieta de nombre Bird. Con una nueva identidad, Jobeth ahora convertida en Bird, inicia producto del azar, una rápida y ascendente trayectoria como exitosa modelo de pasarela. Huyendo de los sicarios de su hermano su anonimato es paródico, pues transformada en Bird, su exótico e impactante rostro de belleza maorí está presente en la apabullante publicidad de los más diversos rincones del gran New York. Una top model cuya masiva imagen publicitaria la ha vuelto invisible.

Para Bird la vida es un infierno, atrapada en una frenética y compulsiva adicción a los fármacos Z 23, (producidos por el Dr. Elzenberg) cuyo síndrome de abstinencia es peor que la muerte, ella vive dopada para mantenerse lucida y activa, pero le quedan pocas pastillas. Con su autentica identidad perdida y en el tierno recuerdo de su novio Martin, ciego e inválido por un accidente provocado por Reginald Benton, a su vez deslumbra divinamente en el mundo frívolo y vacio del modelaje y la fama. Gracias a una desbordante sensualidad será una fascinante diosa de la moda y del glamour, pero es su atormentada mente la que esta presa, atrapada en las secuelas de la desmesura y la desesperación por el inhumano sufrimiento vivido y encarnado.

Heroína traumatizada por las aborrecibles situaciones límite que ha debido enfrentar, Bird vive en una temible angustia cotidiana, acorralada por los tortuosos fantasmas del pasado como la violación incestuosa de su hermano, su locura inducida, las aberrantes vejaciones del manicomio y los perversos asesinos del presente que la persiguen sin tregua para aniquilarla. Su anoréxica belleza, su excitante erotismo es una de sus poderosas armas que emplea este ser sexualmente codiciado pero emocionalmente frágil e inestablemente desgarrado, enfrentando la feroz adversidad de su cruenta lucha por sobrevivir y vengarse. En sus delirantes alucinaciones farmacológicas aparece un protector pájaro de fuego que la guía y la resguarda.

J.G. Ballard en su célebre prologo de “Crash” afirma: “No me satisfacía el apego convulsivo de la Ciencia Ficción… por el espacio exterior y el futuro remoto. Tanto con propósitos emblemáticos como teóricos y de programa, di el nombre de "espacio interior" al nuevo territorio que yo deseaba explorar: ese dominio psicológico… Donde el mundo exterior de la realidad y el mundo interior de la mente se encuentran y se funden” (1). Bird es una historia de ciencia ficción tal como la concebía Ballard: pues examina las fronteras de la percepción de la realidad producto de un estado mental trastornado, distorsionado por los fármacos alucinógenos y el excesivo dolor extremo, oscilante entre los límites de la cordura y el desvarío.

Esta historieta es uno de los puntos más altos de Carlos Trillo en la década anterior. Es un relato de dinámico desenvolvimiento, de una gran intensidad narrativa en el despliegue de las violentas acciones, y la perseverante tensión por el peligro permanente, con constantes saltos temporales a un sórdido pasado, con una reconstrucción fragmentaria producto de los momentos de lucidez de Bird, de sus estallidos de conciencia y de un trasfondo temático de mafias de centros psiquiátricos y laboratorios que producen medicinas cancerígenas. Se construye un enrevesado mundo plagado con personajes de comportamientos complejos: incestuosos, sadomasoquistas, desalmados que abusan del poder, infames asesinos de una frialdad lacerante. Son ellos, carentes de toda humanidad, los auténticos psicópatas de esta cruel y despiadada historia.

(1) J.G. Ballard. “Crash”. Ediciones Minotauro 1996.

miércoles, 20 de enero de 2010

Viñetas del recuerdo: Mousepotamia (1950), de Bill Walsh y Floyd Gottfredson





Para Humberto Costa, atrapado en la añoranza de la infancia suspendida, por haber insistido en que rescate del olvido esta invalorable y deliciosa historieta de humor, ingenio y aventura.

Por Gabriel Zárate

Mousepotamia: Publicada en 72 tiras diarias para la prensa (EEUU) entre julio y septiembre de 1950 por Bill Walsh (guión), Floyd Gottfredson (dibujo) y Bill Wright (entintado).

Conocida en el mundo hispano como “El ratón de la máscara de hierro”, la narración se desarrolla en la mejor tradición temática de la historieta clásica de aventuras americana: Mousepotamia, lejano y exótico reino de leyenda, poblado solo por ratones, ha caído bajo la cruel tiranía de “La máscara de hierro”, un vil usurpador, imponente por su elevada estatura y complexión física, cuya identidad, encubierta por una máscara de hierro, es un absoluto misterio. Caracterizando su despotismo por los constantes atropellos y abusos contra los inocentes pobladores atrapados entre el miedo y la pobreza, un pequeño grupo de asustadizos ratones deciden revelarse y dirigidos por Jack y Gus van en búsqueda de su líder natural: Mickey, el autentico y último heredero del trono de Mousepotamia, al cual intentan convencerlo que asuma el reinado y prácticamente terminan raptando. Apenas llegado Mickey al remoto país ratonil, es capturado por los esbirros del tirano y convertido en el bufón de la corte de “La máscara de hierro”, pero a su vez, acepta liderar a los rebeldes roedores a condición de renunciar a su derecho al trono, transformándose en el entusiasta caudillo de la revuelta contra el usurpador, con una doble identidad, la de bufón gracioso e inofensivo y la de justiciero con una apariencia similar al Robín Hood de los bosques, legitimado por la incondicional lealtad de sus seguidores.

Mickey en esta historia retoma sus iníciales aventuras del pequeño, audaz e inteligente ratón que se enfrenta a un malvado enemigo (mas grande y más fuerte) siempre con valentía, arrojo, e incluso exponiendo su vida en defensa de una causa justa. Con una ingenua y deliciosa imagen infantil de los personajes, un humor plagado de constantes gags alternados con la reiterada tensión por los diversos peligros y emociones en su lucha contra los secuaces de “La máscara de hierro”, el argumento tiene mucho de la trama narrativa del folletín decimonónico de aventuras y en especial, se centra en la idea del engaño y la simulación propia del “El Mago de Oz”. La develación del secreto oculto tras la identidad de “Máscara de Hierro” es el punto culminante en el desenlace de esta historia.

Jack y Gus, los encantadores ratoncillos del film animado “La Cenicienta” (estrenado en abril de 1950 por la Disney) son aprovechados e incorporados rápidamente a la historieta como los personajes emblemáticos de la aventura, quizá debido a su reciente popularidad. Son los verdaderos héroes de la revuelta contra “La máscara de hierro” y encarnan el autentico espíritu del pueblo ratonil por su sencillez y humildad. Debido a su paródica contraposición: Jack (ágil e inteligente) y Gus (torpe y lento) pero ambos nobles de espíritu y oscilando entre el miedo y la valentía, resultan ser una tierna pareja humorística de inolvidable simpatía.

Para Javier Coma (1) “El monarca de Medioka” (Gottfredson, 1937) “paráfrasis de El prisionero de Zenda” es una “sátira de las trasnochadas monarquías europeas, caracterizadas por sus chapuzas palaciegas a espaldas del pueblo” Esta primera obra maestra de Gottfredson tendría como contrapartida a “Mousepotamia” un singular reino que invoca el ideal republicano. Jack en un párrafo aprovecha para vertir la idea: “será una elección libre y será lo que decida el pueblo”, principio que a su vez se contrapone con el slogan de “La máscara de hierro”: “candidato único…votar por él o abstenerse”. Dos marcadas concepciones políticas antagónicas: la primera donde la legitimidad radica en el pueblo que tiene la libertad de elegir, enfrentada a la segunda donde el sistema de Partido Único plantea una imposición sin alternativas. Todo esto en 1950, durante el contexto de la Guerra Fría y su ardua lucha ideológica.

Como nota curiosa diremos que “Mousepotamia”, una historieta clásica del gran Floyd Gottfredson, el genial dibujante de Mickey Mouse, jamás ha sido reeditada en los EEUU desde su publicación original hace casi 60 años. En general la obra de Gottfredson en el mundo hispano (salvo por Javier Coma) no ha recibido el adecuado interés que su enorme talento y amplia trayectoria merece.

(1) Javier Coma: “Del gato Félix al gato Fritz” (1979).

lunes, 18 de enero de 2010

Entrevista a Carlos Trillo: “La intención es joder un poco” (Fierro.1986) (Parte 3)

Por Martin García

También hay una lectura tanguera en Marco Mono, en el Husmeante.

Marco Mono eran una aventura de historias unitarias sobre la maldad. En definitiva eran chistes, un gag malvado, tocar timbres y darse a la fuga, pero de una manera un poco exagerada tal vez.

Además era un mono negociador de la realidad, una especie de Rasputín del Corto Maltés.

Si Marco Mono negociaba.

Y el otro personaje muy importante que haces para la revista Cuero con Mandrafina es Husmeante, con algo de serie negar y otro tanto de ese clima futurista de Blade Runner, donde también hay un poco de literatura negra, pero no de tango o de bolero.

En Husmeante el código moral esta recorrido en definitiva. No es un personaje que participe de la moral standard ni a favor ni en contra. Participa de una moral distinta donde mutilar a un tipo por la calle, por ejemplo, esta buen. Además enfrenta los casos con una especie de aburrimiento insigne, está en un mundo que lo obliga a hacer cosas que en definitiva a él, bueno o malo, le dan lo mismo. Se está ganando unos mangos… Oscar Steimbreg le encuentra un paralelo con Marc que dibujaba Trigo con guiones de Lamborghini, donde la moral esta fuera y no está dentro, porque uno no toma el papel de lo que está bien ni tampoco es el malo. Tan malo como para que se note que es malo y no bueno. Distinto de Oesterheld, que siempre ponía la moral en alguna parte. El era victoriano. Uno aprendió a leer con él. Tenía una moral militante: el culto a la amistad, a las cosas buenas de la vida. De alguna manera bajo la línea de lo que está bien y está mal como Stevenson, como Conrad.

Los misterios de Ulises de Boedo es una historia explícitamente ideologizada. Sin terminar. Con un final casual pero no verdadero por cuestiones de mercado. Aparecían esos personajes legendarios: Jauretche, Américo Tesorieri, Homero Manzi, el ciego del verso de Carriego, el colectivero que se volvía loco y que veía los semáforos como víboras; los cara de culo que eran los jefes y toda esa calaña. A Dolina le salen mejor todas esas cosas. El Ulises de Boedo se hubiera debido parecer a Dolina pero Mandrafina no tenia fotos de él cuando lo tuvo que hacer y nos salió más parecido a Menotti, aunque ambos compartían algún parentesco físico de tipos altos y melancólicos.

Piñón Fijo tiene algún parentesco, a su vez con la Serie Muda. Desde Mandrafina a cierto concepto de la escenografía o el modo paródico.

Es una cosa paródica. El planteo es que el discurso va por un lado mientras que la imagen va por otro. Estamos contando la historia de un caballero, pero es un deshollinador, estamos diciendo que hay un coro griego y es el Ejército de Salvación, decimos que hay un rey todopoderoso, pero el rey es un gánster que tiene un garito. Esa es la intención. Si se nota o no es otra cosa.

¿Y cuál es la intencionalidad de la intención?

Joder un poco. Yo no creo en el mensaje de las cosas.

En épocas del destape el deshollinador se mete en el útero…

Claro. Es una zona interesante para explorar. Hay un momento en que el personaje tiene una regresión motivada por una droga

Al Quijote le pasa algo así...

Seguramente algo de eso tiene Y quisimos contar una regresión y dijimos ¡Que mejor regresión que volver “a la concha de su madre”! Entonces adentro se encuentra con el papa, que es él mismo pero mucho más grandote gigantesco; y con la mama, que lo hubiera preferido empleado público o bancario pero no caballero, lo que le parece terrible y una gran pérdida de tiempo para su hijo.

¿Se supone q no puede ser caballero?

Se supone que el bien no paga al revés de esa vieja consigna yanqui. En todo caso, hay una cosa desencantada. El quiere ser caballero, pero su jefe es un gánster. El estaba buscando una cosa que es el polvo del poder pero en realidad está buscando un cofre lleno de droga. ¿Por donde pasa el poder y que significa el poder? En todo caso, si algo estamos diciendo debe pasar por ahí.

¿Puede pasar por esta idea actual de que se acabaron las ideologías y los mitos? ¿Cómo si todo eso hubiera sido un engaño o algo parecido?

¿En qué consiste ser héroe en este tiempo?, ¿Quién es el héroe…? ¿James Bond que es agente de los servicios ingleses? Ha cambiado bastante el heroísmo en relación con las viejas hadas que decían que el rey era bueno y justo como Ricardo Corazón de León, y que sus caballeros eran un dechado de virtudes. La realidad muestra que todo eso no existe.

Giovanni Giovaninni, presidente de ANSA, la agencia de noticias italiana, decía hace poco en la clase magistral que dio como comienzo de la carrera de ciencias de la Comunicación de la UBA, de lo inimaginable de la aplicación de la tecnología actual y la que se viene, en el campo de las comunicaciones humanas…Custer seria esa tuya de lo inimaginable imaginado de esa tecnología.

Un escritor inglés decía que en el siglo XX con la irrupción de los medios de comunicación, se había producido un desfasaje. Nosotros nos enteramos de la realidad a través de los shows de noticias, donde se vuelca intencionalidad e ideología al hecho desnudo, cómo lo ve alguien desde determinado signo ideológico. Son los noticieros de TV, con sangre y avisos comerciales, donde se ha vulgarizado la noticia transformándola en una ficcion. Antes, la literatura decimonónica decía que la realidad era lo que estaba fuera y la fantasía lo que estaba dentro de uno. El dice que eso ha cambiado. La realidad es lo que está dentro y la fantasía es lo que está fuera. Que nada de lo que se nos dice es cierto objetivamente. Que el último refugio de la realidad está dentro nuestro, donde antes moraban los fantasmas y las fantasías. A partir de esa idea que recorté, pensé en contar una historia donde por un lado se cuenta lo que en realidad le pasa a una persona y, por otro lo que un medio de comunicación hace con las cosas que le pasan a esa persona. Hay una cosa que es cierta y otra que es por montaje. Eso es Custer.

¿Porque un nombre de hombre a una mujer y porque Custer?

No sé, Me gusto. El nombre de una mujer como el de un general me pareció bien. El nombre de un héroe cuestionado, endiosado o vituperado por una misma acción: aniquilar a los indios. Pero ése es otro custer.

viernes, 15 de enero de 2010

Entrevista a Carlos Trillo: “La intención es joder un poco” (Fierro.1986) (Parte 2)


Por Martin García

Alvar ¿por Álvaro Zerboni, el editor italiano, o por Alvar Núñez Cabeza de Vaca?

Por Alvar Núñez. No sé de donde salen esas mezclas de nombres, Uno mezcla, mezcla…

¿Es la selva latinoamericana por una posición ideológica o por clima exótico pensando en el mercado europea?

Si en algo pensé fue en el western: Si uno mira a Alvar Mayor y a Jackaroe deben de parecerse bastante, ¡no’?, aunque es cierto que Alvar no es un solitario y si vos traspones la aventura a un ambiente del Oeste norteamericano tienes que sacarle el ingrediente mágico que le incorporaba mi lectura de García Márquez: América, Latinoamérica no es exactamente igual al mundo europeo o norteamericano. Es otra cosa: Eso que García Márquez dijo hasta el cansancio en los reportajes: cuando le mostró Cien años de soledad a su madre ella le dijo “¿A quién le puede interesar esto que pasó en nuestra familia?”

Él lo embelleció, pero de alguna manera el sistema de pensamiento es distinto. Uno piensa desde el otro lado, siempre. Hay cosas que pasan en estos lugares que no pasan en ningún otro o que, si no son tamizadas por el cartesianismo europeo entran dentro del terreno fantástico y aquí, sin embargo pasan: el tipo que pesco un león en el mar por ejemplo, que lo contaba García Márquez. La historia decía que tenía el recorte de diario de una vez que un señor había pescado en Chubut con su barca. Y claro, se había escapado de un circo, un viento del sur había levantado la carpa y el león había aparecido en el mar. Una barca lo rescato. Pero García Márquez decía, supongo que con un poco de desprecio, que esas cosas no pasaban en Europa. Desde una posición de poder material, los norteamericanos, o de un poder cultural, los europeos, miran las cosas como son, desde los que saben cómo se nombran las cosas. Nosotros miramos desde como deberían ser y no desde el como son. Por eso nuestra mirada es revolucionaria en el mensaje. Nosotros todavía queremos cambiara al mundo, ellos ya no quieren: si el mundo está bien así…

Aquí en Alvar Mayor, como en El Peregrino de las Estrellas hay todo un pingpong reflexivo, filosófico, encuentros con el pasado, incluso con el propio pasado de los personajes.

Si, el juego de los espejos. Viejos trucos de la literatura que a mí me vienen bien para contar historias. Es como cuando en la radio toman una noticia de un diario y la comentan, vuelven a sus protagonistas y la convierten en una buena noticia. Yo trato de contar buenas historias y, si la misma no es original, por lo menos que lo sea el lugar donde transcurre, la forma en que están mezclados los ingredientes.

Los enigmas del PAMI me parece una lectura sobre el Proceso también. Los jubilados con su hambre surrealista, se comen la suela de los zapatos, chupan el piolín del salame. Los personajes vistos con una mirada muy tierna son, físicamente Enrique Breccia y vos cuando sean viejitos. La visión es poética y con un vuelo y una libertad de expresión de enorme pureza: un intelectual volviendo a “Anteojito” ¿Para qué haces Los Enigmas?

Para llenar seis páginas en una revista. Es muy difícil pensar.

Por ahí, en una aventura, aparece también Alberto Breccia

Si. Eso de meterse en el mundo de los viejos y los chicos siempre es una cosa fascinante. En general son muy desgraciados los chicos de nuestras historias. Y los viejos. También Charlie Moon era triste, melancólico. Una historia, de iniciación, en definitiva, que uno mismo ha pasado. La historia del crecimiento en medio de un mundo que parece absolutamente desconocido y donde se tienen muy pocos indicios de cómo es. El pequeño rey (en cambio) era un chico que iba a conquistar un reino. Una de Kipling.

Y El último recreo, también con dibujo de Altuna, donde los chicos estaban condenados a morir en cuanto les surja el deseo sexual…. Es también una historia de iniciación.

Yo creo que tienen que ver con todas las cosa que a uno le han hecho vivir, uno está impregnado de la vida que ha vivido.

¿Qué pasa cuando vos terminas el primario y entras al secundario…? Esa etapa preadolescente tuya… ¿Qué cosas suceden a tu alrededor? ¿No es el golpe?

Claro. Yo terminé el primario el año que cayó Perón. Un año bravo en que la vieja iba a buscarme porque tiraban bombas. Íbamos a ver los cráteres de las bombas. Yo creo que lo que uno escribe tiene que ver con todas esas cosas, pero El último recreo tiene un final feliz, de todos modos. Ahora Mandrafina tiene un guión donde los chicos son cruelmente grandes, andan con ropa de grandes, asesinan y todo. Por ejemplo: tiran un tiro con los dedos pero el otro se cae muerto de verdad. Lo que pasa, pasa en la realidad.

Con Mandrafina, en Serie Muda, encuentras la síntesis de la imagen de lo que vos escribes como autor. Mandrafina es tu realizador en imágenes de lo que vos creas sin necesidad de diálogos. Es una suma muy fértil.

Siempre me dijeron: “Al final el único que trabaja es el dibujante, porque no hay ni un globito”. Da mucho trabajo para un guionista hacer una historia. Primero por hay que sentirla.

Y además toda esa imagen de Palermo que vos tenias de pibe, ¿no?...Caballos, tranvías…

Que también la tiene Mandrafina, seguramente, aunque él era de más hacia el centro. Pero habremos visto pasar los mismos tranvías, las mismas series en la parroquia, ésas que te enganchaban parar que tomaras la comunión la semana que viene y te dejaban con la película sin terminar. Esas de doce capítulos en que la diligencia se iba al abismo y en el capitulo siguiente en realidad la salvaban cien metros antes de adonde había llegado en el episodio anterior. ¡Te mentían alevosamente!

Ahí tenías también El Gordo y el Flaco…

Claro, las cosas de cine mudo. Uno ha visto a Chaplin en la parroquia…

Todo ese mundo, esos villanos… Una recreación gloriosa. Sin embargo, si bien revalorizan la visión poética infantil en su mejor acepción, también tienen una lectura cruel: el tipo mata a la mina dentro de la galera porque no “la puede”; o el último que queda con la bomba en la mano es el chico y la bomba explota de verdad. Es una lectura a partir de la realidad, con un sentido doloroso de la vida casi tanguero.

Y, bueno: algo debe haber de tango en las cosas que uno hace, porque hemos mamado algo de eso. Pero en definitiva lo que hacíamos era contar historias del cine mudo y ponerles un ingrediente de realismo: si yo le pego un tiro lo mato, no lo chamusco…Porque en el cine mudo por ahí pasaban esas cosas y uno, que era chico decía: “Esto no puede ser, si se le cayó una pared en la cabeza no puede salir tan tranquilo”.

miércoles, 13 de enero de 2010

Entrevista a Carlos Trillo: “La intención es joder un poco” (Fierro.1986) (Parte 1)


Rescatado y transcrito por Gabriel Zárate: Del “Baúl del olvido” “El lector de historietas” rescata esta valiosa entrevista realizada a Carlos Trillo en 1986 (Fierro. 22) y la compartimos con los diversos lectores interesados, que estamos seguros sabrán disfrutar con el dialogo y los comentarios del gran maestro de la historieta argentina.

Por Martin García

¿Vos empezaste en “Satiricón”, en Mengano...?

Empiezo en “Anteojito” haciendo guiones en El hada Patricia, con aventuras de Antifaz. También en “Patoruzú” semanal que era la revista inalcanzable de mi infancia con dibujos de Camblor, Liotta, Ferro…Hago un programa de radio con Bróccoli y Marcucci en Nacional, que venía después del “Concierto de la Mañana” y nosotros subtitulábamos “El único programa de humor para camioneros cultos. Y mientras estudio derecho, que dejo porque era una carrera muy aburrida, comienzo a trabajar en el departamento de publicidad de Canal 13 con el negro Dolina y con un compañero que luego despareció, Manuel Epequén que tenía nuestra edad, se recibió de abogado defendió presos políticos y se supone que lo mataron.

¿De allí viene tu pareja humorística con Dolina?

Si, cuando salió “Satiricón” nos llamaron porque veníamos haciendo unas historias de Tony Ávila, un “detective poeta” en “Siete Días” y firmábamos Dolina Trillo que parecían el nombre y apellido de una mina. En “Satiricón” todos hacíamos parejas: Abrevaya–Guinzburg, Ulanovsky- Mavtas y nosotros. Con el negro paso a “Mengano” junto a Marcucci, Amengual, Bróccoli, Sanyú y Killian. En esa época algunos amigos de mengano que trabajaban en Clarín Caloi- Bróccoli nos avisan que el diario quería reemplazar la historieta gauchesca que tenían por otra más moderna. Yo con Altuna ya había hecho un trabajo en “Satiricón”, un cowboy muy limpio y un villano muy roñoso que le untaba una mierda en la culata de la pistola y el otro era tan puntilloso que al querer sacar el arma y verla así se impresionaba y el villano lo cagaba a tiros. Era un chiste que habíamos hecho para el suplemento “Humor Chancho”. Entonces nos juntábamos con Horacio y bueno, como nos habíamos entendido decidimos mostrar unas muestras. Nuestro único objetivo era hacer una historieta de actualidad y se nos ocurrió que el protagonista podría ser periodista porque esa debía ser una profesión muy aventurera y que tenía que ser corresponsal en el mundo, porque de esa manera la aventuras iban a ser más vistosas.

Pero El “Loco” Chávez no es tu primera historieta

Contemporáneo a El “Loco” Chávez hice la primera historia de “Un tal Daneri” que dibujo en 1974 Alberto Breccia para el exterior y que apareció, su primer capítulo en “Mengano”. Daneri era una especie de pesado de barrio, algo impreciso. Breccia dibujaba sus fantasmas mataderiles y yo trataba de armar historietas comprensibles.

Vuelvo a El “Loco”. Ese contacto con la sátira de la cotidianeidad con Dolina te hacen darle un valor muy especial a lo que es, como si ser y ser de una manera en la vida cotidiana, equivaliera al suceder de la acción tradicional de las historietas y, aún más, de las aventuras del cine y la TV en general. Con El “Loco” Chávez es como si inventaras un género diferente a lo acostumbrado hasta allí.

Uno puede pensar en un lector posible y dirigirse a él con una cosa que sabe que le va a interesar o pensar, “esto no le va a interesar a nadie pero yo lo voy a hacer de manera tal de conseguir que existan lectores que lo lean”. De alguna manera El “Loco” Chávez era una historieta novedosa; no había lectores comprobados del otro lado. Las exigencias editoriales anteriores (en la época de Vito Nervio de Wadel-Breccia por ejemplo) apuntaban a la aventura con tres tiros por página, un villano, un asesinato cada cuatro páginas, etc. El “Loco” puede pasarse charlando un mes en un bar que nadie nos va a decir nada. Las historias no tienen principio ni final, se van entrelazando unas con otras, mientras una va desapareciendo la otra va creciendo; incluso hay historias que nos hemos olvidado por la mitad y hemos pasado a otra cosa. Un día, prendiendo el televisor y pasando de un canal a otro, verificamos que conociendo los códigos puedes entender todos los programas simultáneamente. Entonces decidimos no darle tanta importancia en la trama al enganche de un día al otro. Dijimos que a la tira si la agarras empezada la entiendes igual como en la TV y en cinco minutos te das cuenta de lo que pasó antes o lo podes inventar para la ocasión.

Para mí El “Loco” Chávez tiene tres etapas bien marcadas. La primera es la de la democracia de los 74-75, cuando nace. Allí se permite tener las aventuras más estrafalarias, pero también enamorase, tener novias, sufrir cuando Verónica se le va a Europa, etc. Después, la segunda, es durante el Proceso; ahí él se junta con los amigos, aparecen Homero, Malone (que no es otro que el mismo Saccomanno una especie de Woody Allen gomia) que se baja de detective a creativo de publicidad, el gordo que se separa y se queda por allí boyando y el Balderi de siempre que nace independiente y al hacerse de Argentinos Juniors como Citrymblum, el jefe de redacción de “Clarín”, pasa a ser su “alter ego”. Pero en esta etapa que sería la tercera, “El Loco” actúa como un “separado”; se abona al escepticismo, sale con minas sin enamorase, desnuda los mecanismos que quedan de la Patria Financiera, las roscas del Proceso, los negocios “raros” que subsisten en el sistema de esta sociedad. Un “Loco” más jugado periodísticamente y más angustiado, más desesperanzado, más escéptico.

No soy escéptico pero si vos lo ves está bien Uno en general es escéptico sobre la carnadura humana, sobre la posibilidad de ser heroico o salir corriendo, sobre las cosas sencillas o verdaderas. El Loco es cobarde como uno, en definitiva no estoy contando nada dese afuera. Como el Señor López de Las Puertitas…, es un pusilánime. En todo caso al Sr, López uno si lo puede poner afuera, porque es tan horrible que nadie quiere ser el señor López ¿no?, aunque en definitiva algo nuestro debe tener. Con el “Loco” es distinto.

El Señor López es un tema aparte ¿no? Sin embargo encaja con esa necesidad de la gente de leer entrelineas, durante la dictadura, y encarna también la imposibilidad de vivir la vida abiertamente según las convicciones de uno.

Sí, yo creo que tenía que ver con la época en que la estábamos haciendo, con la imposibilidad y además con la índole psicológica del personaje, que era incapaz de enfrentar la realidad y permanentemente se refugiaba en un mundo de ficciones. Nace en El Péndulo y la revista se cerró porque vendería poco, o esas cosa de las editoriales, y la historieta (que había sacado 4 o 5 números) sigue en Humor durante 35 quincenas, contrariamente a lo que suponíamos Altuna y yo cuando decidimos no hacerla más, sin haber agotado el tema. Por eso después la seguimos con Horacio en “Tragaperras” que aquí se publica en “Humor” como “Circuito Cerrado” y tiene prácticamente la misma estructura: el recurso fantástico ahora está dado por una máquina. Un tipo al que le pasa algo en la realidad, mete la moneda en la máquina y ésta siempre le muestra una historia que le define cómo puede seguir la suya propia o le dice la verdad o lo engaña. (No se puede creer en las máquinas…)

lunes, 11 de enero de 2010

Los recomendados: Entreactos, de Laura Vazquez Hutnik y Dante Ginevra




Por Gabriel Zárate

Entreactos: Se publico primero el 2004 por la editorial Astiberri (España): con guión de Laura Vazquez Hutnik y dibujos de Dante Ginevra, es su primer trabajo juntos. Luego es editada en Argentina por Domus Editorial el 2008 en una versión corregida y aumentada, con prólogo de Carlos Trillo.

En una sociedad hedonista caracterizada por la temprana búsqueda del éxito se describen fragmentos de vivencias, breves relatos mínimos sobre cuatro jóvenes marcados por sus pequeñas frustraciones y dramas íntimos. Tres ex compañeros de colegio (Lucas, Mariana y Gonzalo) que protagonizan un atormentado triangulo amoroso precipitado por la incomunicación y una ingenua panadera (Jazmín) son los complicados protagonistas de estas cotidianas historias cuyo trayecto del destino los entrecruza en el lirismo del vacío existencial, el cinismo del éxito profesional, la ingenuidad de la insignificante ilusión y la resignación frente al poético esplendor de la derrota diaria en la soledad de la gran urbe.

Los capítulos se narran desconectados temporalmente, pero constituyen una unidad coherente, integrada, donde las nimias estampas vivenciales reflejan el deambular de sus personajes extraviados en el desencuentro, la amargura y la búsqueda de un sentido perdido del cual solo se esboza la sombra melancólica de los recuerdos compartidos y el fracaso y desencanto como aprendizaje de vida.

La estrategia narrativa es presentar estos retazos anecdotarios de humanidad como intromisiones momentáneas que escudriñan la intimidad de los personajes, develando las ilusiones difuminadas de una generación (de fin de siglo) aparentemente conflictuada y vacía, atrapados en una mediocridad opresiva, para que el lector complete y reconstruya el sensible mosaico de unas existencias desorientadas cuya prematura descomposición se plasma en una cobarde ilusión del amor que termina convirtiéndose solo en un vano despecho, en una fatal resignación y en una descomprometida sexualidad plástica que es su lúdica contrapartida.

Dante Ginevra nos sorprende nuevamente empleando la acuarela con un trazo desgarrado y turbulento reflejado en los rostros de los personajes que va de la mano con las complejas emociones de estos seres tempranamente enredados entre sus expectativas y sus desaciertos. Laura Vazquez Hutnik, periodista y profesora de la UBA (esposa de Diego Agrimbau) es una afamada ensayista, estudiosa e investigadora académica de la historieta argentina, con numerosos trabajos publicados, entre ellos el libro “El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina” (próximo a editarse en marzo) y no solo es una prestigiosa intelectual porteña sino también incursiona en el campo creativo de elaborar guiones. Diminuta en acciones concretas pero rica en detalles sugeridos “Entreactos” es una historieta más lirica que narrativa y denota la delicada sensibilidad femenina de Laura Vazquez Hutnik, lo que constituye una excelente noticia para el comic: que las mujeres se están poniendo a escribir.

viernes, 8 de enero de 2010

Los recomendados: El muertero Zabaletta, de Diego Agrimbau y Dante Ginevra.


Por Gabriel Zárate

El muertero Zabaletta: "En un mundo sin Dios no hay más moral que la Ley del Estado" Publicado por Norma Editorial (España) el 2008, es una historieta con guión de Diego Agrimbau y dibujos de Dante Ginevra.

Una peculiar combinación de un Buenos Aires con una inusual tecnología futurista pero ambientado en los años cuarenta, donde un Estado Totalitario que emplea una burocracia tenebrosa y lúgubre, ha decretado la abolición de todas los cultos religiosos tras probar científicamente la inexistencia de Dios, valiéndose de un Ministerio de Higiene Social que practica métodos eugenésicos en juicios secretos y sumarios donde se decreta el procesamiento de sujetos prescindibles.

Para ello emplea a “muerteros”, como el “polaco” Zabaletta un inspector de una frialdad lacerante, carente de piedad y misericordia en su brutal oficio: Es uno de los encargados de la eliminación física de los sentenciados. La historia es un feroz policial ambientado entre la tradición de las utopías fatalistas de la ciencia ficción (como el 1984 de Orwell) y el cuestionamiento del orden establecido, propio de la novela negra.

Los problemas abordados son de una pasmosa actualidad: tráfico de inmigrantes ilegales en un mundo alarmantemente superpoblado, sobornos y corrupción policial, mafias de trata de blancas, etc. El asistente Reno Simonti, un tímido burócrata enviado por la fiscalía para vigilar a Zabaletta, es un hombre asustadizo y aparentemente débil pero de firmes escrúpulos, que termina finalmente mostrando su compasiva humanidad en la valentía y en sus sólidos lazos éticos. Reno le da la cuota de impresionable sensibilidad a la dureza de la historia. Es también el adecuado contrapeso del curtido y encallecido Zabaletta volviéndolos un memorable dúo de ficción policial.

Dante Ginevra recrea acertadamente una ciudad barroca, oscura e hipertrofiada, con inusuales teleféricos y calles empedradas, plagada de recargados edificios de los años cuarentas pero con sobredimensiones colosales en su diseño, donde destacan los tonos grises y marrones que refuerzan una impresión asfixiante, tensa, sombría y de desasosiego que termina produciendo una sensación de agobia claustrofóbica en el lector. La vestimenta de los personajes corresponde correctamente con el periodo descrito.

Sobre El muertero Zabaletta, Diego Agrimbau declara: “Hay muchísimos elementos que son tomados de la historia real. Toda la historia del obelisco de Buenos Aires es verídica: fue construido sobre el antiguo solar de la Iglesia de Nicolás de Barí, donde se izó por primera vez la bandera argentina. Es muy significativo que un obelisco claramente masónico, de proporciones áuricas, se erija justo donde antes hubo una Iglesia Católica. En el mundo de Zabaletta eso nunca sucedió, la Iglesia de Nicolás de Bari sigue en su lugar. Pero está por suceder. Es algo, entre muchas otras cosas, que me encantaría abarcar en una eventual continuación. Pero es algo que está sujeto a la suerte comercial de la primera parte, supongo.” (1)

Entre el cuento fantástico, la novela de ciencia ficción y el relato policial El muertero Zabaletta se convierte en otra lectura imprescindible para apreciar a los nuevos talentos de la historieta argentina (en especial a Diego Agrimbau) que ya están conquistando el exigente mercado europeo con sus delirantes y magistrales creaciones.

(1)Palabras encadenadas: entrevista con Diego Agrimbau. Tebeosfera. 12 de octubre del 2008.

miércoles, 6 de enero de 2010

Los recomendados: El asco, de Diego Agrimbau y Dante Ginevra


Por Gabriel Zárate

El asco: Publicada el 2007 por Domus Editora, historieta con guión de Diego Agrimbau y dibujos de Dante Ginevra fue inicialmente una página que aparecía todos los días martes, entre enero del 2005 y mayo del 2007, en el blog Historietas Reales, espacio virtual donde se reunieron un grupo de jóvenes historietistas argentinos independientes colocando sus trabajos al libre alcance del público vía internet.

Es una historia en el marco de la diaria vida de barrio porteña donde se narra la atormentada obsesión amorosa que Daniel, un infeliz y deforme rengo, siente por Natalia, una bella y esbelta joven muchacha, pero ciega, que además tiene por próxima vecina.

Daniel está marcado por una cruel soledad, una inconmensurable tristeza y el nauseabundo rechazo que siente hacia sí mismo. Luchando entre la resignada contemplación y la impotente parálisis de no poder comunicarse ni confesar sus sentimientos a Natalia, nos sumergimos en una emotiva narración intimista de un desgarrado y crudo sufrimiento por un patológico temor al rechazo que envuelve al rengo en su doliente sentimiento de miedo, por su sensación de repugnante inferioridad y de retraída minusvalía frente a la joven y hermosa ciega a la cual ama con ardiente dolor, adorada pasión y descarnada humanidad.

El ritmo narrativo va a la par de la palpitante y sensible tensión que vive Daniel, siempre dosificado por un lento desenvolvimiento de la acción, sumergiéndose en una densa atmosfera plagada de angustiantes escenas cotidianas de dolor, temor y desamparo. La percepción distorsionada del rengo miope es magistralmente recalcada por un deformante dibujo de Dante Ginevra, que refleja la constante introspección de Daniel. Su baja autoestima proyectada en su ansiosa mirada de una retorcida realidad.

Discípulo de Carlos Trillo, Diego Agrimbau es el guionista joven argentino más importante surgido en la última década. El asco es el primero de sus trabajos que alcanza un notable consenso de éxito entre la crítica y el público lector. En una entrevista Agrimbau declara: “Especialmente a “El Asco” le tengo un cariño especial porque creo que es una de las mejores cosas que he escrito. Ha tenido que ver el no tener que pelearme con el formato de las 46 páginas de los álbumes, pero no es lo único. Además, fue hecho sin cobrar ni un centavo, por pura inercia de amor al medio. Eso también lo hace especial, porque da algo de orgullo saber que lo has hecho de todas formas, sin pensar en cuánto te están pagando por página” (1). Agrimbau es un novel narrador de historietas a seguir siempre con atención y expectativa.

(1)Palabras encadenadas: entrevista con Diego Agrimbau. Tebeosfera. 12 de octubre del 2008.

lunes, 4 de enero de 2010

La Historieteca Editorial anuncia “Boggart” de Trillo y Domingues


Por Gabriel Zárate

La Historieteca Editorial de Marcelo Pulido anuncia su próxima publicación “Boggart” de Carlos Trillo y Horacio Domingues. Editada inicialmente el 2003 por Michel Albin (Francia) con el título de “La Mauvaise Fée” (El hada mala) de 56 páginas y a color. Posteriormente el 2007 se publico en Italia con el título de “Boggart”.

En un mundo mágico y fantasioso poblado de hadas se cometen una serie de asesinatos. Boggart es un gnomo encargado de develar el misterio e iniciar una investigación con connotaciones de trama policial. Como lo señala el mismo Trillo en una entrevista, la historia tiene influencia de “los viejos autores de fantástico, sobre todo los ingleses”. Se elabora un policial en un mundo de hadas, como confirma La Historieteca Editorial:

“Un policial, sí, pero en el mundo de las hadas. Asesinatos, drogas, sexo. El Boggart, el más curioso de los seres mágicos, se lanza a una investigación que, probablemente, acabe con él. Una serie de personajes estrafalarios, tiernos, impredecibles, en una historia con raros ecos de nuestra realidad.”

Desde El lector de historietas, saludamos este nuevo esfuerzo de Marcelo Pulido por continuar editando historieta argentina contemporánea de gran calidad y desconocida en su país de origen y esperamos que los proyectos continúen e instamos al público lector argentino e hispano a apoyar esta valiosa apuesta emprendida por La Historieteca Editorial. Siempre les deseamos la mayor de las suertes y todo el éxito posible.

domingo, 3 de enero de 2010

Entrevista a Moebius: "El 'manga' es una plaga"


POR ISRAEL PUNZANO (Barcelona)

Con Inside Moebius (Norma), Jean Giraud (París, 1938), ha vuelto a deslumbrar a los amantes de las viñetas. Cuando parecía que ya lo había hecho todo en el mundo del cómic, el padre de Blueberry y del Mayor Fatal ha abierto una nueva puerta para explicarnos la esencia de crear. La obra surge tras su decisión de dejar de fumar yerba. Lógicamente, un encuentro con este gigante de la historieta sólo puede concluir con una pregunta impublicable: "¿Me lo firma?".

El Moebius posmarihuana es también puro Moebius. Habrá oído muchas bromas malas sobre esto...

Descubrí la marihuana en México en 1957. La probé allí por primera vez con artistas que la usaban no para huir de la realidad, sino para aprehenderla y entenderla de una manera diferente a la racional. Ellos usaban la marihuana como una herramienta, no como un remedio para evadirse. Al cumplir los 65 años decidí dejar la marihuana. Creía que iba a ser muy difícil. Entonces empecé un diario de esa aventura personal, pero a las cuatro páginas ya había olvidado mi propósito. En cualquier caso, lo más interesante de ese diario era la posibilidad de aparecer yo mismo como personaje.

Es decir, después de haberlo hecho todo en el mundo del cómic, tiene la sensación de haber descubierto algo nuevo.

Tengo una relación con los lectores muy particular y ahora quiero hablarles de mí en el proceso de creación. Creo que el interés de muchas de mis historias está en ver el trabajo de un artista que trabaja sin red, que toma todos los riesgos.

Para relación particular la que mantiene con su personaje más popular, Blueberry, cuyos álbumes firma con su verdadero nombre, Jean Giraud.

Más que con Blueberry, es con el cómic tradicional, que exige historias coherentes, razones, penas... Blueberry es muy importante para mí. Con esta serie aprendí los mecanismos de la narración del cómic tradicional. Además, me ha permitido mantener una larga relación con el público, porque es un personaje muy conocido, y me ha dado la posibilidad de vivir de una manera agradable. Los libros que firmo como Moebius se venden mucho menos, aunque curiosamente son los que me han dado mayor reputación artística.

Pero incluso llegó a tener algún problema con Philippe Charlier, el hijo del guionista original de la serie, Jean-Michel Charlier.

Cuando conocí a Philippe era un niño de 12 años. Fallecido su padre, Jean-Michel, yo quise seguir manteniendo una relación de amistad con su hijo. Por eso le presenté una historia nueva de Blueberry con la intención de que le diera el visto bueno o hiciera los comentarios que quisiera para mejorarla. Quería que participara. Entonces me dijo que mientras él viviera, yo nunca podría publicar esa historia, porque su padre había puesto unos límites a Blueberry que yo no podía transgredir. Para mí fue un horror.

Isabelle Giraud, la mujer de Moebius, explica que esta historia se titulaba Blueberry 1900 y que en ella el autor mezclaba western y género fantástico con la aparición de fantasmas y zombis. Isabelle afirma que el desencuentro con Charlier hijo impactó tanto a Moebius que hasta le hizo perder durante un tiempo el flujo creativo en la saga Blueberry.

Usted dibujó para Marvel una historia de Estela Plateada. Si hubiera seguido con la colaboración ahora sería un empleado de la Disney con tanta concentración empresarial...

En Inside Moebius aparece el único superhéroe de Europa. Soy yo mismo volando con dificultad, no como Superman, pero vuelo. Está claro que no tengo la misma seguridad de vuelo que los estadounidenses, pero ahí estoy... surcando el cielo.

Hablando de titubeos, en la prensa francesa se ha publicado recientemente que peligraba la celebración del Salón de Angulema.

Siempre está en peligro, pero al final acaba celebrándose. Es un certamen que funciona muy bien, pero mientras mejor funciona, más cuesta y eso es un problema en tiempos de crisis económica.

Lo que parece seguro es que a este ritmo dentro de poco estaremos todos leyendo manga. El éxito del cómic japonés entre los jóvenes no presagia nada bueno para los autores europeos.

El manga es una plaga. La invasión ha sido total, como demuestra las cuotas de mercado que ha conseguido. Es una epidemia. Me recuerda a lo sucedido con las abejas de la Amazonia que suben hasta Norteamérica y matan a las especies autóctonas. En Francia, los camarones han desaparecido porque echaron en nuestras aguas una especie foránea que acabó con ellos. Los nuevos también están buenos, pero no son los mismos... Tienen un acento espantoso. El problema es que el manga llega a Europa, pero el cómic europeo no va a Japón. Eso es lo injusto.

El Pais.15 de noviembre del 2009.

sábado, 2 de enero de 2010

Entrevista a Robert Crumb sobre Génesis


"Es imposible no ofender a aquellos que quieren ser ofendidos"

ENTREVISTA A ROBERT CRUMB AUTOR DE COMIC

POR ÁLVARO PONS (Valencia)

Robert Crumb (Filadelfia, 1943), pope del movimiento underground más contracultural y combativo durante los años sesenta y setenta, azote de almas biempensantes con historietas donde volcaba sus obsesiones sexuales, sus experiencias con las drogas o sus ideas políticas, siempre con una lúcida habilidad para provocar a los defensores de los sacrosantos criterios de la corrección política: un currículo difícil de compatibilizar con el de un autor dedicado durante cuatro años a adaptar rigurosamente el Génesis, el primer libro de la Biblia.

El simple anuncio desató no poca controversia: sus seguidores incondicionales no podían evitar cierta incomodidad y sospechas sobre cambios ideológicos en el autor. Sus detractores esperaban una invectiva brutal contra sus creencias. "No sé por qué es tan extraño. Yo ya había trabajado en bastantes adaptaciones de autores clásicos, como Kafka, pero no tengo una razón definida para haber hecho el Génesis. Es un libro que me atraía y el reto de ilustrarlo me parecía divertido. Todo está en el Génesis, todas las historias de alguna forma u otra están en él. Dibujarlo podía ser una forma de probar mis capacidades", asegura el autor.

Las críticas de los grupos más fundamentalistas eran esperadas, pese a que Crumb aseguraba un respeto máximo a la literalidad del texto: "Cuanto más fanáticos, más ofendidos se pueden sentir, porque entienden la Biblia como una especie de libro secreto intocable. Pero yo no he intentado ni he buscado ridiculizar o parodiar a la religión, he sido muy respetuoso y lo he hecho lo mejor que he podido, intentando plasmar el texto fielmente. Pero no creo que sea un libro sagrado o la palabra de Dios, creo que es la palabra de los hombres. Supongo que es imposible no ofender a aquellos que quieren ser ofendidos. No sé, a lo mejor tendría que tener cuidado por si alguien quiere matarme a partir de ahora...", explica.

La traslación rigurosa presentó no pocos problemas, desde la elección de la traducción a emplear (en este caso ayudado por la versión de Robert Alter del original hebreo) a todos los problemas de interpretación de imágenes que son conocidos iconos religiosos. "No sé cómo será en castellano, pero los que hablamos inglés crecimos con la versión de King James, donde se usa ese lenguaje ceremonioso y arcaico que da la sensación de un gran secreto compartido. La traducción de Robert Alter me permitió acercarme más al original".

Más compleja que la traducción fue la propia interpretación de Dios, representado con la tópica imagen de anciano de larga barba blanca que irá cambiando sutilmente a medida que progresa el texto, desde un Dios humano y cercano a otro omnipotente, lejano y dramático. "Es así porque así está en el libro", dice Crumb. "En el principio del Génesis la representación es muy humana, un Dios que se relaciona con el hombre, pero a medida que avanza el libro, se va transformando, pasa a ser una voz atronadora en los cielos o incluso termina por aparecer sólo en los sueños, haciéndose cada vez más y más lejano al hombre. Fue muy difícil lograr la forma final que le daría a Dios, lo dibujé muchísimas veces. No sabía si hacerlo de la forma clásica o nuevo, un negro, una mujer o un marine...", cuenta Crumb.

¿Sigue teniendo vigencia la Biblia más allá de lo religioso? En numerosas declaraciones Crumb ha comentado el fundamental sentido político que ha tenido el texto durante siglos. "Afortunadamente hoy no tiene esa lectura, aunque haya Estados que siguen usando a Dios exactamente igual que se usaba hace siglos, como excusa para imponer unas ideas, pero emplearlo como un texto sagrado y vivir literalmente según el texto, es de locos", explica el autor.

En este libro el dibujo de Crumb aparece más trabajado que nunca, con un esfuerzo titánico tanto en la documentación como en la síntesis gráfica y narrativa que le permitiese trasladar textos tan complicados de interpretar como las enumeraciones de generaciones que aparecen constantemente en el Génesis. "Sí, he tenido que hacer un trabajo muy enfocado en la anatomía humana, en la documentación", comenta, "he sido muy crítico con mi propio trabajo y he repetido muchísimos dibujos, pero creo que puedo decir que con este trabajo he mejorado mucho mis habilidades artísticas. Casi he tenido que volver a aprender a dibujar, demostrando que soy capaz de hacerlo. La ventaja del lenguaje del cómic es que sintetizar es uno de sus elementos básicos, y dibujar cómics desde hace cuarenta años me ha ayudado en escenas tan complejas como las de las listas de generaciones".

Un empeño que influirá en futuros trabajos que, con seguridad, no volverán nunca a los libros sagrados: "Cuando comencé la adaptación pensaba que era un reto atractivo, que lo podría hacer en unos meses. Ahora tengo claro que, definitivamente, ésta es mi única y última obra sobre la Biblia, el resto se lo dejo a otros. He acabado completamente agotado, casi enfermo. ¡Incluso he llegado a pensar en no volver a dibujar jamás!".

El País. 26 de noviembre del 2009.

Robert Crumb y su última obra: Génesis


El Génesis según Crumb

POR ÁLVARO PONS

El dibujante realiza una lectura rigurosa, insólita y exquisita del texto bíblico

El nombre de Robert Crumb aparece ineludiblemente unido a conceptos como provocación, rebeldía, underground... Lógico si atendemos a uno de los autores más importantes de la historia, impulsor de una forma adulta de entender la historieta que nace de la contracultura para lanzar un mensaje siempre iconoclasta y provocador. Es imposible comprender el cómic actual sin fijarse en la acción catalizadora de las revistas que fundara, como Zap en los años sesenta o Weirdo en los ochenta. Pese al aislado ermitañismo que practica en el sur de Francia desde hace casi dos décadas, su figura sigue siendo un icono reconocible y fundamental de la rebeldía cultural, que hace esperar sus nuevas contribuciones con ansiedad, sobre todo tras un silencio de casi un lustro.

Una trayectoria vital y artística que hace cuanto menos sorprendente ver su firma en una adaptación literal del Génesis bíblico. El seguidor habitual del autor podía esperar una mordaz crítica del primer libro del Pentateuco -no sería la primera vez que el americano parodiaba pasajes bíblicos-, pero lo que va a encontrar es una rigurosidad extrema en la traslación del texto original, en la que la exhaustividad del trabajo de documentación sobresale en cada viñeta. No hay ni la más mínima intención paródica o crítica, al contrario: desde el prólogo, el autor deja claro que sus intenciones son puramente ilustrativas, un reto personal con el que demostrar que más allá del provocador creador underground hay un dibujante superdotado, capaz de traducir un texto tan complejo como el elegido a un relato fluido, trasladando al lector la fascinación por un libro que es capaz de aglutinar en sus páginas toda la tradición religiosa de siglos, desde las civilizaciones sumerias y babilónicas a la egipcia, en un complejo ejercicio de dominio de la narrativa que debe cumplir un impuesto doble papel, el ya conocido de ser invisible al lector y, además, el de cumplimiento de ese contrato previo de respeto al texto que el autor declara en el prólogo. Pero esa aparente asepsia tiene quiebros: Crumb opta por dotar a sus personajes de sutiles matices, de una gestualidad y expresividad inexistente en los versículos originales que logra que los personajes supuren vitalidad a través de la fuerza del dibujo, con bellísimas páginas que impactan a un lector que se implicará en un texto teóricamente conocido, pero que aparece en una lectura completamente novedosa y casi insólita al estar desprovista de ese grueso manto de edulcoración que años de versiones aligeradas, adaptadas o interpretadas habían tejido. Paradójicamente, esa exquisita y rigurosa literalidad resulta ser la mayor de las provocaciones y este Génesis se salda con un doble triunfo para Crumb: por un lado, como certificación innecesaria de su inmensa calidad como dibujante; por otro, demostrando que su sola firma actúa de revulsivo para las conciencias de muchos. Su versión del Génesis bíblico es, sin duda, una experiencia apasionante para el lector.

El País. 12 de diciembre del 2009.

Rupay: Historia del horror


Por Gabriel Zárate

Publicada inicialmente por Contracultura de Benjamín Corzo, “RUPAY: HISTORIAS GRAFICAS DE LA VIOLENCIA EN EL PERU 1980-1984” acaba de ser editada en España por La oveja roja lo cual es siempre una noticia positiva para la historieta peruana.

RUPAY es un comic que intenta presentarse como una historieta de no-ficción, como documento histórico de los primeros años de la violencia interna en el Perú y si bien describe con minucioso detalle tanto la barbarie despiadada senderista como la inhumana represión oficialista, donde la inocente población campesina aparece atrapada entre dos fuegos asesinos, de forma muy sutil solo condena explícitamente los crímenes cometidos por el Estado Peruano. Para los autores (empleando viejos argumentos maniqueos propios de la guerra fría) son siempre los detentadores del poder los únicos responsables de la fratricida violencia del “conflicto armado interno” y es el pueblo (incluido los camboyanos senderistas) sus únicas víctimas. Llegan incluso a plantear contundentemente que el Caso Uchuraccay aún no ha sido auténticamente resuelto, afirmando que quedan abiertas dudas sobre la identidad de los verdaderos responsables de las muertes de los ocho periodistas, cuestionando el informe de la Comisión Vargas Llosa, cuando es de público conocimiento que la CVR(1) lo ha ratificado. Sin embargo los autores utilizan reiteradamente como una de sus fuentes primarias los testimonios recogidos por la CVR, pero obvian tajantemente sus conclusiones sobre el informe de la Comisión Vargas Llosa.

Los portadores de la verdad: Luis Rossell, Alfredo Villar y Jesús Cossío fueron financiados por una beca la Fundación Rockefeller por tres años para realizar la investigación que culminaría con la publicación de RUPAY. El ritmo narrativo de la historia es constantemente cortado por viñetas de resumen plagadas con excesiva información. Textos condensados y aglutinantes que por momentos empantanan el desenvolvimiento secuencial de la historieta y la vuelven densa, pesada, cansina. Se presenta la historia muy apretada por la necesidad de condesar en pocas páginas demasiadas violaciones a los derechos humanos. Torturas con saña, sangre por doquier, matanzas indiscriminadas con decenas de víctimas inocentes son parte de un importante documento ilustrativo sobre aquellos años del horror, de valida lectura didáctica para tomar conciencia de la demencial barbarie de los ochentas. Pero estos son argumentos que no bastan por si solos para ser la garantía de una historieta artísticamente lograda y de calidad.

Si Rupay(en quechua) significa alumbrar (o encender), la intención confesa de los autores (Rossell y Cossío) es develar una suerte de discurso oculto, marginado, subalterno que confronte a los discursos oficiales ejercidos desde el poder.

En una entrevista Luis Rossell declara: “nuestra memoria parece estar oscurecida debido a la manipulación de políticos, medios de comunicación, grupos empresariales, altos mandos militares y demás personas, que al parecer lo único que buscan es seguir tiñendo las mentes”…“Hay una fuerte campaña de olvido e impunidad desde los sectores conservadores, además de los 10 años de fujimorismo que han hecho lo suyo en materia de propaganda reaccionaria”.

Lo cual coincide en buena parte con la declaración de principios de la editorial La Oveja Roja de España, donde afirma que:

“A nadie se le escapa que en el seno de nuestra sociedad siguen existiendo enormes muros de silencio. Si nos quedamos tan solo con lo transmitido por los periodistas de la gran prensa, con lo interpretado por esos corresponsales que viven en los mejores barrios de las más caras ciudades, y con lo escogido y traducido por los grandes grupos de edición, apenas conseguiremos asir una mínima parte de lo que viven y piensan nuestros compañeros de viaje. Los puentes tejidos entre nuestras gentes parecen beneficiar siempre a los mismos. Los más poderosos, quizás; los más influyentes, sí; los «responsables», bien; pero ellos no son todos. Cualquier obra sin grandes pretensiones «comerciales» será excluida de todo circuito «comercial». Cualquier pensamiento crítico quedará por fuerza al margen… Queríamos dar la voz a quienes merecen ser escuchados. Queríamos apoyar la difusión de los análisis críticos que tanto necesitamos para construir un mundo con el que queramos soñar. Queríamos resistir y nos pusimos a crear.”

Queda clara la verdadera intención: Se busca desmitificar cualquier versión oficial e insertar una mirada sutilmente transgresora, antiburguesa, anticapitalista, antireaccionaria, anticonsumista etc. Las buenas intenciones (sociales o políticas) no se traducen necesariamente en obras con talento artístico. El panfleto ideológico, por lo general, sirve de pretexto para camuflar un mediocre intento de creatividad. Lamentablemente RUPAY es un buen ejemplo de ello.

Nota:
(1) CVR: Comisión de la Verdad y la Reconciliación.

Felices Fiestas de Karry


Por Gabriel Zárate

Nuestro gran amigo Karry (Julio Carrión Cueva) nos envía una ingeniosa tarjeta navideña, propia de su inagotable talento como humorista grafico, que nos tomamos la libertad de compartir con los todos lectores del LECTOR DE HISTORIETAS. Así como también transcribir (y hacer nuestros) sus deseos de unas felices fiestas y un venturoso 2010 para todos nuestros múltiples amigos (repartidos por el mundo) de este pequeño blog:

“Mis queridos amigos, lo más grato del año que termina es saber que siempre contare con ustedes, agradezco su amistad y el aprecio de siempre, les deseo de todo corazón lo mejor para este 2010. Un abrazo con muy buena vibra a todos los miembros del Club Nazca de la Historieta (del Perú)”

Karry

(Publicado el 21 de diciembre del 2009)

Historieteca Editorial, nuevo sello editor argentino


Por Gabriel Zárate

Se acaba de fundar una nueva editora de historietas en Argentina: Historieteca Editorial que da inicio a sus ediciones artísticas con el álbum “La Burbuja de Bertold” publicada primero en Francia el 2005 por Albin Michel y luego por Norma de España. Es una historieta con guión de Diego Agrimbau y dibujos de Gabriel Ippóliti. Ambos historietistas son los recientes ganadores del Premio Internacional de Cómic Planeta DeAgostini 2009, con el álbum “Planeta Extra”. También anuncian el próximo lanzamiento de "Boggart", obra de Carlos Trillo y Horacio Domingues.

Marcelo Pulido, promotor y responsable de la Historieteca esboza una contundente declaración de principios en su blog, sobre su ambicioso proyecto editorial:

“Historieteca Editorial es un nuevo sello que nace con el propósito de publicar historieta argentina. La propuesta inicial es traer a los lectores argentinos libros de autores nacionales que ya han sido publicados en el exterior, pero están inéditos en el país. Tenemos historietistas de enorme prestigio internacional, galardonados en el extranjero. Hay historietas de nuestros autores que han obtenido premios en otros países. Obras que, injustamente, para nosotros los lectores, y para los autores también, no tienen una edición nacional. Muchas veces ni siquiera las conocemos. Historieteca Editorial se propone comenzar a publicar estas obras, en cuidadas ediciones. Permitirnos así, disfrutar de la obra de nuestros autores, disfrutar de nuestra historieta.”

Desde EL LECTOR DE HISTORIETAS les deseamos a Marcelo Pulido y a la Historieteca Editorial el mayor de los éxitos posibles en su apasionante aventura editora e invocamos a nuestro gran amigo Benjamín Corzo de Contracultura a que se anime a apoyar esta iniciativa, importando al Perú sus valiosos albúmenes ya empezados a editarse. Los lectores peruanos, admiradores de la historieta argentina, le estaremos siempre agradecidos a buen Benjamín.

Los recomendados: El síndrome Guastavino de Carlos Trillo y Lucas Varela


Por Gabriel Zárate

El síndrome Guastavino: Publicado originalmente en Fierro por entregas, con guión de Carlos Trillo y dibujos de Lucas Varela. Luego editado en formato de álbum en Francia donde fue nominado al premio mayor del festival de Angouleme 2008, es ahora recientemente editado por Sudamericana de Argentina, en una esplendida edición que lleva además un prologo de Juan Sasturain.

Elvio Guastavino es el fiel retrato del burócrata gris e insignificante. Un oficinista de Ministerio que se desenvuelve en una atmosfera opresiva y explotadora, ganando un sueldo paupérrimo y recibiendo un trato tiránico y despótico, donde el reiterado miedo al poder forma parte de su miserable vida. Es hombre temeroso, solitario, y aparentemente inofensivo que vive con su anciana madre invalida, a la cual descuida en atender por una obsesión, compulsiva y angustiante, que sostiene con una muñeca de porcelana del siglo XIX (a quien llama Luisita) que un judío anticuario exhibe en la vitrina de su tienda de antigüedades y a la cual Guastavino no puede comprar (rescatar) debido a su elevado costo.

Elvio es un hombre desquiciado, atormentado por sus inquietantes recuerdos de un mórbido pasado y es también un producto, un fruto de la visión crítica de esta fábula de horror de Trillo: la valida condena a los militarismos latinoamericanos (no solo al argentino del cual se ocupa la historia ) que bajo el pretexto de la defensa de los ideales de patria y religión se convirtieron en autenticas fuerzas de ocupación en sus propios países, haciendo de la bestial tortura a civiles y la demencial represión interna una práctica común contra su propia ciudadanía. Donde el brutal sadismo y el abuso sexual formaban parte de sus sistemáticos métodos antirevolucionarios dirigidos a controlar el orden interno en forma deshumanizante, revelando además una atroz idea: Que el machismo desorbitado, propio de la autoritaria formación militar, finalmente los conduce a una salvaje perversión contra la mujer. A su espeluznante cosificación como simple objeto sexual para un sádico deleite.

El dibujo humorístico y casi caricaturesco de los personajes (realizado por Lucas Varela, uno de los mayores dibujantes argentinos surgidos últimamente ) retratándolos en un entorno realista, grisáceo y decadente, hacen de adecuado contrapeso a esta fábula repulsiva, indignante y de terror (incluso para Juan Sasturain la estrategia narrativa visual implica una superación de la contraposición entre una trama “realista”, con un dibujo “humorístico” y cita a Chester Gould como uno de los mas celebres antecedentes).

Esta historieta (de lectura obligatoria) es uno de los puntos más altos en la extensa y talentosa producción de Carlos Trillo, quien escribió una nota para acompañar el capítulo final del síndrome Guastavino en la revista Fierro, que reproducimos a continuación.

Una mala idea: Nos dijeron muchas cosas sobre Guastavino. Antes de aparecer en Fierro que era demasiado fuerte para ser publicada. Durante los meses que duró su desarrollo, que teníamos la cabeza podrida, que Lucas Varela nunca volverá a ser el mismo después de dibujar esta historieta, que porque no aprendemos de las sublimes sutilezas de Minaverry, que “quedé tan enganchado a esta cosa enferma que están haciendo, que voy a tener que comprar la próxima Fierro, yo que había decidido decirle al diariero que no me la traiga más”. El mismo Varela me llamó un día para pedirme que tuviéramos un poco de piedad, por favor. Uno aprendió que los hechos no son dramáticos en sí mismos. El drama requiere la participación del que lo mira. Ver el elemento dramático (cómico, farsesco, divertido, trágico) de un acontecimiento significa tanto percibir los elementos en conflicto como reaccionar emocionalmente ante ellos. Uno aprendió, también, que en este país pasaron cosas muy feas. Y que esquirlas de la peor locura han ido quedando en demasiadas cabezas compatriotas. Y entre tantos aprendizajes hemos absorbido este enunciado irrenunciable: todos los relatos terminan. Y eso pasa hoy con esta historia de Guastavino, el tipo que aspiraba a un cielo con represores con alitas que sacan dulces melodías de sus picanas y con muñecas que sólo piensan en el amor. No te vamos a extrañar una mierda Guastavino.

Carlos Trillo.