jueves, 24 de octubre de 2013

Entrevista a Sergio Langer: “Dibujo para mí mismo, porque soy un hedonista” (Segunda Parte)

 
Por Gabriel Zárate

Has publicado en “Barcelona” y en “Fierro” la siempre mordaz tira “Clase media” de la cual sabemos muy poco. Coméntanos sobre ella y la posibilidad de su pronta publicación. ¿Cuál fue la estrategia desarrollada para que “Clase media” no se convierta en una tira de humor costumbrista, sino consiga preservar el indómito espíritu de sátira social que impregna tus trabajos? 

Te vuelvo a repetir, yo no tengo estrategia para que una tira sea una cosa o sea otra distinta. La cosa va fluyendo como una suerte de improvisación, pero  “Clase media” la hacía en la revista “Inrockuptibles”, durante muchos años y me llamó la atención, porque después de mi inicial viaje a Lima (Perú), la primera persona que quería editar “Clase media” en libro fue Benjamín Corzo, el director de Contracultura, al final él fue el editor de “For Export I’’, ‘For Export II’’ y Satánicos, el libro sobre la iglesia junto al gran artista chileno y gran  amigo, Pepe Palomo.

"Clase Media" es una historieta sin un personaje que la identifique, son escenas o fotos de la clase Media y cada tanto la publico en Barcelona o si me da ganas en Fierro, pero es muy esporádicamente. Mi actual proyecto es un libro sobre temática judía para  “Editorial Planeta”, una recopilación de chistes, historietas y dibujos.    Esto es un adelanto…  Nadie lo sabe, sólo tú, lo puedes mencionar (risas).

El dogmatismo ideológico es causa y razón de la fanática intolerancia, que  impide percibir al otro como un ser digno y merecedor de respeto.  Tus ácidos dardos han apuntado a las autoritarias estructuras verticales del poder: El fascismo, los militares, la Iglesia. ¿Solo en ellos yace la intransigencia? ¿No será que también las mentes de la pluriclasista ciudadanía se encuentran bastante contaminadas de prejuicios y obstinación?

Sí…, eso lo tuve en su momento como un enemigo muy reconocible: Los militares. Cuando estábamos en la dictadura ellos eran los enemigos y yo era más joven. Fueron militares los que organizaron la matanza de judíos. Gente uniformada, como ícono es fácil de retratar gráficamente, me gustaba dibujar militares y armas, por esa atracción medio perversa por el horror. No poseo armas pero me gusta dibujarlas, uniformes y curas para burlarme de ellos, es como un rito donde uno exorciza un hecho traumático. La iglesia agitó durante dos mil años la crucifixión de Jesús a manos de los judíos y ese odio desató horribles persecuciones y matanzas… ¿no tengo derecho a denunciarlo y a burlarme de eso? Es tan básico como eso. Eichmann era un tipo oscuro y gris, no era un monstruo, era un tipo que cumplía órdenes y lo mejor que podía. Hoy en día la sumisión, la violencia y la obediencia debida existen en la vida cotidiana, pero de otro modo. 

En este momento estoy en un desayuno (del Hotel) ruidoso donde todos se quedan mirando el televisor y algunos no quieren seguir escuchando, entonces mi gesto de desobediencia es ir y bajar el volumen o apagarlo, pero no es porque yo sea caprichoso y me comporte como un niño que quiero hacer lo que quiero, sino porque hay que respetarse.  Hay un televisor y ese televisor es el que ordena. Ni siquiera los tipos que lo encienden son los dueños: ¿Quién maneja acá el control remoto? El calvo que está ahí, él decide, pero él también está sometido al televisor, porque  él mismo se queda mirando…hay un consenso que autoriza y ve con simpatía que haya una televisor en el salón comedor.

Son convenciones impuestas, quien se sale de ellas genera un problema pues sería desobedecer una cadena que ya está armada, por eso hay tantos vigilantes por las calles. Un borracho es una persona que molesta, un borracho sucio, oloroso, en un shopping no se ve bien, entonces hay que sacarlo. Yo no digo que haya que incluir a los borrachos en los shoppings. Estoy diciendo que la sociedad tiene convenciones y la injusticia está como instalada de una manera que explota en diversos momentos. La tensión que genera ello se nota todo el tiempo, en accidentes de tránsito, violencia urbana, en la calle misma. Es una sociedad sometida a demasiadas tensiones. La ciudad es el escenario donde se dirimen todas esas cuestiones, por ello es tan atractivo vivir en una ciudad, porque esta todo…lo mejor y lo peor…y sobre todo, las tiendas de comics, ja!               

Has conseguido dedicarte al implacable humor político, pero aludiendo a temas de intensa preocupación universal que son comprensibles y consensuales para tu vasto y heterogéneo público lector, repartido por el inconmensurable mundo. ¿No te parece que tu actual obra humorística es también un producto artístico solo posible gracias a la terrorífica y deshumanizante globalización que tanto criticas?

Gracias a la bendita globalización estamos acá y es un tema muy complejo para poder desmenuzarlo, pero si yo hubiera vivido sesenta años atrás mi obra artística siempre hubiera tenido una mirada irónica, me refiero a mí mismo, tal como soy, cosa que es imposible trasladándome al pasado.  Goya era muy satírico en sus dibujos y vivía en la corte, dibujaba horribles a los reyes y ellos encima los aplaudían. No puedo decir que la globalización solo por si misma sea mala, es una fase del capitalismo más evolucionado, que se expande como una especie de cáncer. No sé si hay una mesa de operadores haciendo un complot para que así suceda. Un restaurant tiene la dinámica de abrir sucursales, no importa donde, en Tailandia, en Tel Aviv, pues esa es la dinámica del capitalismo: Crecer, crecer. Bueno, yo no soy un economista ni un pensador. Cuando dibujo a la chola con la camiseta de “Hard Rock Café” es lo que ves en la calle, puedes ver una chola con la camiseta de “Los Ramones” o de los “Rolling Stone”, total es una camiseta para cubrirse, pero es muy contradictorio también, que una chola luzca un polo así, es gracioso. A mí me gusta juntar elementos que conviven, que uno al pasar los mira sin ver y los incorpora como algo natural… y dibujarlos es como sacar una foto y ponerlo en evidencia. Claro, lo contradictorio es ver una marca de status en una persona pobre.

“Hard Rock Café” es para alguien con dinero. Una persona oscura, indígena, con una historia de vida peculiar, pobre, fea para los parámetros de la cultura consumista de occidente ¿Qué hace con la remera de un Bar a dónde van los más cool? Eso es gracioso, me gusta juntar lo contradictorio de la globalización. Gracias a los adelantos tecnológicos yo puedo estar en Perú y aquí publicar tres libros y desde Argentina puedo enviar mis trabajos al extranjero. Vos podés publicar esta entrevista en internet, ¿qué haces con esta entrevista si no hubiera Internet? Yo crítico la globalización porque es una amenaza al ecosistema y a los recursos naturales…desde ese lugar, pero hay cosas que obviamente son positivas.      

Fernando de Rojas, autor de “La Celestina”, retrató en criptica clave metafórica la severa crisis de valores que significó el colapso Medioeval español y el inicio de la individualista Modernidad. La cultura judía forma parte de Occidente, pero  a su vez es periférica frente a la Cristiandad. ¿Ese estatus de problemática identidad conflictiva y desarraigo del centro hegemónico, guarda relación con tu mirada escéptica sobre una civilización consumista que literalmente está bailando sobre el volcán del calentamiento global?  

¿Por qué decís que es periférica frente a la Cristiandad? ¿En qué sentido?

Porque el centro de la civilización occidental es el cristianismo y la religión judía es periférica frente a ese centro.

No sé si está relacionado el tema religioso judío con una mirada mía escéptica de la civilización, porque vos podes tener también una mirada escéptica y no te toca en lo más mínimo lo judío. 

Bueno, lo digo porque soy un admirador de “La Celestina”, de Fernando de Rojas, que era un judío converso y retrata, con una mirada  inaudita para la época,  la crisis de valores del colapso de la Edad Media en España y el surgimiento del individualismo. Después Kafka tiene también una mirada muy crítica del cambio de época con el surgimiento de la industrialización, solo que retratado en un sentido muy alegórico que no ha sido leído correctamente.  

Yo no soy religioso, pero me siento judío, porque me siento heredero de una historia, de una tradición,  de mis ancestros, de hecho mi madre era un testimonio viviente de algo que fue horroroso y que pasó hace diez minutos en el tiempo de la historia de la humanidad, Auschwitz sucedió ayer nomás, mientras la gente salía de ver comedias musicales de Hollywood, los nazis gaseaban masivamente a cientos de miles de inocentes o hacían experimentos con seres humanos. Capaz que mi mirada se agudizó a partir de esa historia de mi madre…capaz que mi mirada va automáticamente a los lugares de conflicto, de horror, no lo sé, capaz que está entrenada.

En general el judío, al vivir en la diáspora, desarraigado, sin su tierra o se aislaba y vivía para adentro de su comunidad, refugiado en su religión o se involucraba profundamente en los procesos políticos de los países en los que vivía (dependía del país) pero debía estar alerta porque de todos modos lo iban a correr a patadas en cualquier momento y por eso tenía que  comprender y saber qué estaba sucediendo alrededor…ver lo que podía suceder en un futuro cercano.

Eso de salir corriendo en cualquier momento por las persecuciones, dejar la casa de un día para el otro hacía que tuviera que armar la maleta con algunas monedas guardadas o con lo que entra en su cabeza, la sabiduría. Banqueros, intelectuales…pensadores, doctores, artesanos…no es casual…y obviamente era un ser ajeno al corpus de las sociedades europeas.

Leo literatura centro europea del período de entreguerras y lo que usualmente percibo es que cuando se representa la figura del judío, aparece retratado como un extraño, un foráneo, es “el otro”.  Por ello afirmo que la cultura europea visualiza al judío como un sujeto periférico. 

¿Y que lo hace periférico? El hecho de no tener un territorio propio. El no tener una tierra, y siempre los regímenes opresivos lo describían como un parasito, como un ser maligno al judío… El régimen Zarista inventó lo de los Sabios de Sión, el complot del judaísmo internacional para explotar a los demás…  y dominar al mundo como una buena manera de distraer a las masas ignorantes del verdadero responsable, la nobleza rusa.

Es el hecho que los europeos no lo veían como idéntico a uno, no lo percibían como un sujeto connacional sino como a un extraño, un intruso. Hay una novela de Joseph Roth “La tela de la araña” (“Das Spinnennetz. 1923), que es la primera novela en que se menciona a Hitler, donde en un momento del relato se describe un grupo de nazis acosando a un judío y en el único instante en que responde el judío dice: “¡Pero yo también soy alemán!”. En mi opinión la identidad esta forjada por la lengua, pero también la religión tiene una enorme importancia.

Lo que pasa es que los judíos alemanes fueron los que más se asimilaron a la cultura alemana. Los judíos alemanes no podían entender como los perseguían los nazis  ¿Cómo, si mi abuelo peleo en “La Gran Guerra” (Primera Guerra Mundial) y es héroe de guerra?  ¿Yo he peleado en “La Gran Guerra”, a donde me llevan?  ¿Porque me quieren matar, están locos? ¿Por qué tengo que llevar una estrella amarilla? ¡Yo soy alemán! ¡Vos eres judío, al horno! Los judíos de Europa del este, vivían en aldeas, eran pobres y hablaban el yiddish, mantenían su cultura judía, su acervo que era variadamente rico, a diferencia de los judíos alemanes que estaban más con el iluminismo, el racionalismo, eran abogados, médicos, ingenieros, soldados, banqueros, estaban más integrados a la sociedad y ese fue el momento culminante de la cultura judía en Europa y quizá llegaron a un punto en que ya no podían ser tolerados, porque cientos de años de alimentar el odio… 

Llegó un momento en que se alinearon los planetas, para que aparezca  un Hitler, y se materialice el Holocausto, pero todo venia confluyendo para eso: El capitalismo extremo, porque para hacer los campos de concentración tuvieron que llamar a licitaciones, ¿quién va a proveer el gas?, ¿quién va a construir los campos?, ¿quién va a proveer el alambre para los alambrados?, se necesitaron ingenieros, arquitectos, gente que además lo haga, una red de trenes, fabricar más vías y trasladar gente nada más para que la maten. Todavía hoy es muy difícil de poder procesar eso, de entenderlo. ¿Hay algo que sea más malo que un nazi? Hasta ahora siguen haciendo al Capitán América peleando contra nazis, setenta años después, entonces tiene una vigencia increíble el nazi como villano. Encima yo lo tuve en mi propia historia. ¿Cómo no voy a apelar al nazismo? Es genial el tema.        

Públicamente  has expresado tu admiración por “Maus” de Art Spigelman, el célebre testimonio del Holocausto llevado al comic. En lo personal “La vida es bella” es tu obra más autorreferencial, que surge de la experiencia vivida por tu madre en la Europa nazi. ¿Esta obra es la más importante que has realizado por la dimensión ética del tema tratado? ¿Por qué quedó inconclusa? ¿Cuál es tu apreciación sobre lo alcanzado con “La vida es bella”? ¿La consideras una obra critico-reflexiva? ¿O es el exorcismo estético-narrativo de viejos fantasmas que te acompañan desde la temprana niñez?

No sé por que dices que no está terminada, por ahí se le pueden agregar algunas páginas. Esta concluida…

¡Ah, caramba, es un error mío! 

Quizás te ha confundido el hecho de que  al principio sólo dibujé 4 páginas y luego de unos años salió publicada en la revista Fierro con nueve páginas, Son distintos episodios de lo que podía haber sucedido y no ocurrió durante el Holocausto, hechos que hubieran podido evitar la masacre colectiva, una sucesión de ucronías en la parte superior de la página y en la parte inferior se ve una secuencia de lo que efectivamente aconteció.

http://www.sergiolanger.com.ar/lavidaesbella/menu.html 

Hace poco dibujé una historieta más absurda, de humor negro en un campo de concentración… un prisionero judío que camina en un campo de concentración y de pronto ve una cabina telefónica, se mete en la cabina, se convierte en Superman, sale volando, da unas tres vueltas y luego queda electrocutado en un alambre y ahí termina, es de una página. Ese es el efecto más negro, más grotesco porque el tipo por ahí se imagino que era Superman y se tiró contra el alambre. Además Superman  ya existía en esa época y me salió con unas narices muy raras y parece una historieta de “MAD”.  Me encantó, voy a dibujar más para el libro que planeo hacer.  Obviamente es la historia de mi madre y del pueblo judío en Europa en el siglo XX, es algo que me toca absolutamente. Es mi tema, lo necesito hacer, capaz que alguien de afuera piense: “Otra vez Langer con estos temas, me tiene las pelotas llenas”, pero es mi tema, es mi obsesión, los artistas tenemos obsesiones y en base a esas obsesiones construimos nuestra obra. “La vida es bella” fue el puntapié inicial. Dices entonces que la puedes retomar y continuar… No lo sé, probablemente no. Iría en otro sentido, algo más satírico, más fresco, más espontaneo. Eso fue como más duro, tengo varias ideas para realizar, incluso de animación, yo te voy a tener al tanto… 

El caso Gustavo Sala en Argentina plantea una reiterada interrogante. ¿Hay límites para el humor? ¿Todo tema es risible y burlesco?

Sí, lo que pasó con Gustavo Sala es que fue una sucesión de hechos desafortunados porque la historieta que hizo  de humor negro no era para publicarla en “Página/12”, quizás pecó de ingenuo, pero no porque sea un militante neonazi…nada más alejado de la realidad… es que lo acusaron de una manera horrible…casi lo cuelgan en la plaza de mayo, (risas) 

Yo lo conozco a Gustavo… 

En esa oportunidad recuerdo que  le dije: “Loco, chiste de jabones y judíos en un diario, no lo podés hacer, eso es para compartir entre nosotros, tomando unas cervezas y yo que soy judío te lo digo”.  Es como si yo por ser judío tengo más impunidad para hacer chistes sobre judíos, pero jamás hubiera hecho ese chiste. Yo no hubiera autorizado ese dibujo ahí, pero me hubiera cagado de risa en la intimidad.  Pero ¿para qué voy a hacer algo que va a generar problemas?, ¿con qué objeto? Él no se dio cuenta y de hecho el Editor lo dejó pasar, porque ni lo habrá leído, entonces se juntó todo y ¿dónde?, en un diario de tirada masiva nacional leído por un público con muchos judíos que se ofenden y que nunca leyeron una puta historieta, entonces leen literalmente: “Este es un monstruo” y lo querían linchar

Una conocida, hija de sobrevivientes me mandó un mail con la historieta de Gustavo… “¿Qué opinas de esto?”, una mujer que trabaja para una asociación de sobrevivientes. y le dije: “!No!... yo lo conozco a este muchacho, es amigo mío y es colega, no busques por ahí un nazi porque no lo vas a encontrar”, pero la gente que no conoce los códigos del género, que no conoce al autor, que no lee historieta, le resulta difícil dejar pasar eso, tiene derecho a ofenderse. Esos son los límites del humor,  aunque para mí no hay límites… 

¿No hay límites?

En realidad, sí hay límites, el tema es si uno está dispuesto a cruzarlos o los cruzó sin darse cuenta, como fue lo que le pasó a Sala. Personalmente defiendo el derecho de un artista a  hacer humor y a expresarse con absoluta libertad sobre cualquier tema, pero si metió la pata y alguien se ofendió, corresponde pedir disculpas para reparar el daño, pero si el que se ofende es un nazi, a tomar por culo! Esa historieta de un judío que está en un campo de concentración y se convierte en Superman puede ser irreverente también para alguien, pero no podemos dejar de hacer eso porque tres personas se ofendan. Lo que sucede es que el judío como que está muy acostumbrado al odio, a esta altura no quiere dejar pasar nada, cualquier cosa puede ser percibida como odio racial o antisemitismo.   Además estamos viviendo tiempos de mucha crispación y cerrazón mental…recuerdas lo que pasó con el colega que hizo lo de Mahoma…podría haberme pasado a mi…por suerte vivo en Bs As, (risas)    

¿Hay como una paranoia?

Hay una paranoia muy fuerte en todo el mundo, agitada por las corporaciones y los multimedios.  Pero si ese mismo chiste lo hubiera publicado, Gustavo, en una revista antisemita, cambia el asunto, porque ahí estas alimentando el odio hacia el judío, pero no es el caso.   

Sergio, has desarrollado  una relación especial con el Perú,  publicando durante varios años en el suplemento semanario  Somos, que pertenece al diario más importante del país: El Comercio y  acabas de presentar tu tercer libro editado fuera de Argentina: “Satánicos”, junto a José Palomo, aparte de  “Langer for Export” y “Langer for Export II” ¿Cómo surge este vínculo laboral con el Perú y con sus lectores? ¿Qué nuevas percepciones  te ha despertado el Perú después de tu cuarta visita? ¿Qué recomendación sugerirías para el fortalecimiento de la historieta y el humor gráfico en el Perú?

El vínculo laboral con el Perú surge porque me convoca Oscar Malca, para colaborar en el 2001. Lo habían llamado para dirigir SOMOS (suplemento sabatino del diario “El Comercio”).  Nos habíamos conocido un par de años antes en un Festival Internacional de fanzines en Rio de Janeiro, donde pegamos muy buena onda. Era la época del Lápiz Japonés y tuvimos un encuentro mítico con Oscar, Elenio Pico y Diego Bianchi, donde nació una fraternal amistad que fue sellada con varias rondas de caipirinha. Al poco tiempo de estar en Bs As, recibí un mail de Oscar, invitándome a colaborar en Somos. Luego de unos años de hacer colaboraciones sueltas se armó la página Langer/Danger, adonde podía trabajar con total libertad y desplegar un humor bien acido y satírico, siempre estimulado y bancado por su director, Míster Malca.

Luego a Oscar, después de trabajar diez años en SOMOS, lo descontinúan como director y yo permanezco en una zona medio gris sabiendo que a su reemplazante no le gustaba mi trabajo, que querían otra cosa, algo más light… pero quedé porque tenía muchos años y las encuestas daban que tenía lectoría, hasta que finalmente se terminó.

Fue un ciclo que concluyó naturalmente, casi 12 años en un mismo lugar, también te va desgastando y está bueno que ese espacio se haya renovado. A veces sentía un poco de pudor trabajar en un medio peruano, siendo yo un argentino invasor, (risas) lo digo con sinceridad, sin demagogias….Nunca lo dije, pero siempre sentí un sincero agradecimiento al ocupar un espacio privilegiado en una revista de tanta difusión. Todos esos años me sirvieron para afianzar una relación, generar un público y hacer  nuevos amigos en cada viaje, que es lo más importante. 

A pesar de ya no estar en la revista  SOMOS, hoy estoy acá (en Lima–Perú) presentando un libro (“Satánicos”), que acaba de editar el sello Contracultura  y es muy probable que  dentro de un par de años vuelva otra vez a este país increíble. La historieta peruana goza de una enorme salud, hay una increíble cantidad de geniales artistas que además se autoeditan, publican sus trabajos en fanzines y se juntan a dibujar, dan clases, intercambian, viajan al exterior, etc. Y de hecho Carboncito, uno de los más interesantes fanzines que se hacen en Lima cuenta con dibujos míos y eso es un gran honor para mí. No soy un especialista ni conozco mucho del tema. Lo que salta a la vista es la cantidad y la magnitud de los eventos relacionados con la historieta…eso da la pauta del gran interés que despierta el género en Perú.

Recuerdo que en esa primera visita a Lima hace como 15 años atrás, una banda de niños pequeños y muchachotes nos perseguía de un lado al otro. Hoy en día muchos de esos adolescentes son artistas reconocidos en el Perú y en el exterior… ¿qué más puedo agregar? Los dibujantes viajamos a otros países, nos hacemos amigos de otros dibujantes, mantenemos el contacto, nos intercambiamos mails, nos invitamos mutuamente  y cuando hay un evento ahí estamos… dibujando otra vez, como cuando éramos niños…para seguir espantando a la muerte.

Perfecto, gracias Sergio.     

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