lunes, 24 de marzo de 2014

Entrevista a Hernán Migoya. “Hernán Migoya: Una puta como todos nosotros”. (Revista Velaverde).

Tras el escándalo que generó su libro Todas putas, cuando apareció hace unos años, el escritor español Hernán Migoya vuelve a presentarnos este título, pero en formato de novela gráfica, que además ha sido desarrollado e ilustrado por puras mujeres.
Por Víctor Castillo Silva
Foto: Marita Samanez

Migoya camina sin problemas por el corazón de Miraflores, se sienta en la cafetería y pide un capuchino. Atrás ha dejado el escándalo literario que le causó problemas y ni siquiera lo dejó como una leyenda más que contar. Y es que allá, por el 2003, Migoya entró en la literatura por la puerta del escándalo con su libro Todas putas. Los custodios de la moral arremetieron contra el libro, su autor y su editora, acusando el volumen de machista y solicitando su retirada de las librerías. Como no podía ser de otro modo, Migoya ha tenido que responder a múltiples preguntas que lo acusaban de oportunismo antes que de víctima de la censura.En busca de más historias que contar, y sin querer tentar a las broncas que atrás quedaron, decide lanzar su segundo libro, cargado del mismo humor que lo caracteriza: Putas es poco. Porque no hay gota que esté de más si es que sirve para rebalsar el vaso, el balde o incluso el mar, si es necesario. Y es que para Migoya la palabra no denigra, sino el tono y el contexto en la que se usa.
MIGOYA PA’ TU CONSUMO
Escritor español, guionista de cómics, periodista y director de cine, Hernán Migoya ahora reside en Lima. Y es en estas latitudes que da forma a su último proyecto: plasmar cuadro por cuadro  mejor dicho, viñeta por viñeta los cuentos que tantos problemas le causaran con las inquisiciones con­temporáneas de la censura y el más rancio establishment moralista. Dicho en (anti)cristiano, se trata de una adaptación de las narraciones de Migoya en formato de novela gráfica, realizada por un colectivo formado exclusivamente por autoras. Como quien dice, para así revindicar el título. En las palabras del mismo autor.
¿Es “puta” una palabra denigrante?
Ninguna palabra en sí es denigrante, es el tono que se le da. De todas maneras, una de las cosas que más me fascina de la existencia humana y por la que creo en un sentido mágico es el “¿por qué hay palabras que no se pueden decir? ¿Por qué hay palabras que suenan mal?”. Que existan palabras que suenen mal es algo absurdo, cuando todo se compone de mero lenguaje. Pero nuevamente nos preguntamos: “¿Por qué hay palabras que suenan mal?”. Considero que es ahí donde existe un componente mágico, y ese componente es el tono en el que se dice algo. Cualquier palabra malsonante o peyorativa se puede cambiar si el tono con el que se dice es noble. “Maricón” es una palabra tabú en España, hasta que los propios gays se la apropiaron, y ahora son ellos mismos quienes la utilizan. Cada país tiene diversas restricciones en su lenguaje cotidiano o popular. Aquí, en el Perú, “joder” no suena tan mal como en España. Con la palabra “puta” pasa exactamente lo mismo. Son las mujeres las que se tienen que apropiar del término para desactivar ese tono peyorativo y, al mismo tiempo, para convertirlo en señal de orgullo. Todas putas iba en ese sentido. No en un tono peyorativo, sino en un tono de exclamación de orgullo.
¿Cuáles fueron las “facturas” que tuviste que pagar?
Las represalias ante este texto fueron muchas. Estuvo a punto de prohibirse el libro en Madrid, en épocas de democracia. Hubo un debate en las Cortes, con varios partidos promoviendo que se prohibiera. Curiosamente aliadas la izquierda y la derecha. He irritado tanto a la derecha más conservadora como a la izquierda más radical. Finalmente, no se prohibió el libro, lo cual generó que no se volviera una leyenda o alguna obra de culto. Pero lo que sí es verdad es que las represalias fueron muchas. La editora original del libro de hace diez años tuvo que dimitir como directora del Instituto de la Mujer (algo así como el Ministerio de la Mujer). Renunció a cualquier cargo público. Y a mí me ha impedido el ser tratado como un escritor normal. Tengo muchas puertas cerradas en medios de comunicación.
En la carátula de Putas es poco apareces tú vestido de pin-up. Una excelente manera de atraer al lector es mediante este tipo de carátulas. Dicho sea de paso, es una excelente foto. Pero ¿eso no es generar polémica?
Yo no me considero polémico. Creo que el 80 % de todos los oficios son hipócritas, y eso incluye a los escritores, periodistas y demás. Son conniventes con el poder y con las formas. Es que son aburguesados. Si uno se fija, en España no hay tradición de escritores. Existió una tradición satírica muy fuerte, pero ya no está. Y es que los escritores malditos ya no están. Son todos escritores amables. Escritores de libro de autoayuda. Creo que uno consume música, cine, literatura… o cultura, en sí, porque busca algo que lo remueva por dentro
¿Cómo empieza la secuela Putas es poco? Y, solo por curiosidad, ¿cómo así designas que la puta o prostituta deba ser únicamente peruana?
Durante la preparación de la secuela Putas es poco, fui acumulando cuentos durante dos años, del 2005 al 2007. Yo llego a Perú en el 2005. Y, si bien en Todas putas solo retraté cuentos sobre mujeres, ninguna era prostituta. En Putas es poco hay un solo cuento que se desarrolla en el Perú, y su personaje sí es una prostituta. Realmente no fue por nada en especial. Más que nada, porque me impactó la realidad de la calle limeña: la pobreza de las calles, el callejeo, los niños del centro… En realidad, ese cuento no está basado en ninguna prostituta real, sino en un conjunto de ideas que luego llevaron a un cuento que esté protagonizado por una prostituta. Y es uno de los personajes más positivos de ambos libros. Lo que yo no quería, justamente, era que los lectores dijeran: “¡Ahhh! Es puta porque…”. Para mí, todos los oficios en los que te vendes por dinero son de prostituto. Los periodistas lo son, un artistas lo es, yo lo soy. Somos todos putas. De ahí viene el título, por eso no había ninguna prostituta en el primer libro. No hay nada peyorativo, salvo decir que es más prostituta o prostituto aquel que se vende por dinero y no lo quiere reconocer que quien lo admite abiertamente, como lo admito yo. ¿Sin represión no hay creatividad? Efectivamente. Y eso es lo que me atrae de la cultura peruana. Lima me fascina como ciudad, estilo y cultura. Nunca he visto una ciudad tan paradójicamente libre, anarquista y tan libertina como Lima. Así que a lo mejor para que exista el libertinaje ha de existir represión. Por ejemplo, en España no existen los hostales para parejas. Si tú quieres ir con tu pareja, debes de ir a un hotel mínimamente de 1,000 euros. Entonces, visto desde afuera, parece que Lima fuese una ciudad de depravados, con tantos hoteles y hostales. Obviamente, si Lima es depravada es porque hay mucho creyente, mucha presencia del catolicismo. Sin rigidez moral y de formas, sin opresión ni represión moral, no hay libertinaje, que es la necesidad de escapar a esa opresión. Eso garantiza la búsqueda de la libertad. Y eso me atrae muchísimo de Lima. Cada uno hace lo que le da la gana, sin miedo. Europa es una sociedad con muchísimo miedo a la libertad individual. Aquí existe una inconsciencia de las normas que creo que, a nivel social, es paradójicamente positiva
¿Y cómo así decidiste volcar tu texto más provocador en una novela gráfica, y que solo sea ilustrada por mujeres?
Esa es la idea venenosa del proyecto, para demostrar que el libro no es misógino y machista. Yo me considero un misántropo. Adoro al ser humano de uno en uno, pero me dan mucho miedo las masas. La idea sí fue mía, como un chiste privado, pero fue Carla Berrocal, excelente dibujante de cómic, quien lo organizó. Yo le presté mi idea. Ella encontró la editorial, las ilustradoras. Yo solo cedí los derechos. Mi única condición fue que yo no participara en nada, porque no quería estropearlo con mi impronta masculina. Prefería que todas las autoras tuviesen libertad absoluta para adaptar los cuentos. Es un tributo y un homenaje para ellas mismas.
A finales de este mes, Editorial Planeta lanza a la venta tu libro 69 peruanas para comérselas. ¿A qué famosas vamos a encontrar ahí dentro, desnudadas por tu mano?
Ese libro es un sincero homenaje a la mujer peruana: quería expresar mi admiración absoluta por las mujeres del Perú, y, además, desde el elogio de su belleza, que creo que no está suficientemente valorada por los propios peruanos. Para mí, lo mejor del Perú no es Machu Picchu ni su gastronomía, sino sus mujeres. Y mi libro lo demuestra. Básicamente, es un libro sobre las mujeres célebres peruanas más hermosas de hoy, según mi criterio; es decir, según el canon de un español enamorado de las peruanas. En el listado hay desde modelos popularísimas hasta conductoras de informativos, pero también se incluyen vedettes, actrices, periodistas y líderes políticas… El abanico es muy amplio, y abarca todas las edades adultas, sin distinción de origen social ni mezcla racial ni prestigio, porque yo no soy racista ni clasista. En cada caso describo su atractivo femenino, sus cualidades más evidentes y por qué merece ser loada su belleza interior y exterior
¿Has disfrutado preparando el contenido?
Sí, claro. La selección ha sido ardua, porque en el Perú hay muchas más de 69 famosas lindísimas, así que he aplicado como rasero mi gusto propio: lo que a un español le deslumbra de estas mujeres. También incluyo fantasías sexuales con ellas como protagonistas, desde el mayor de los respetos. Los lectores y lectoras se van a sorprender al descubrir el lado sexy de muchas peruanas muy conocidas en otras facetas. Eso sí, te puedo garantizar que el libro se ha realizado sin que yo haya caído ni una sola vez en prácticas onanistas (risas). Se ha derramado mucha tinta en la confección de este libro, pero solamente tinta
Revista Velaverde. 20 de marzo del 2014

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